martes, 27 de noviembre de 2012

EL JUICIO DE LA HAYA

Dentro de una semana del nicio de la fase oral y publica del juiio en La Haya. El clima entre Chile y el Peru es mas o menos el mismo que a lo largo del 2012: exabruptos patrioticos y llamados a la sensatez  institucional, en sectores de los dos paises. Ambas  actitudes potenciadas  por la indignacion  de los colombians con su propio fallo.
Los dos gobiernos tienen  claro que, no importa  el desenlace, lo mejor es llevar la procesion con un tono bsjo. Esta discrecion  entre otras cosas  por el potencial  del tema com agitador de las aguas politicas internas. Lo cual puede  tene mucho peso  en as elecciones generales chilenas del proximo ano.
La informacion acumulada hace que ya casinadie habla de un desenlace en todo o nada,  avanza mas bien la nocion de que la sentencia  dejara a ambas partes algo contentas  y aslgo disgustadas. Es lo que se a empzado ar a solucion salomonica, en la cual supuestamente el Peru tendria  todo que ganar por poco que avance su ficha.
A pesar de ser la mas tranquilizadoa, tambien a posible salida  salomnica, que los juristas llaman un fallo de equiedad, tiene sus criticos. El ex presidente chileno Eduardo Frei caba de plantear que un dictamen as reactivaia el proceso de demanda de Bolivia ante el tribnal de La Haya por una salida al mar. Hay alli sombras  de un argumento para cuestionarla.Peo hablar de una salida salomnia no tiene mucho explicativo, dado que las sentencias  de los jueces de La Haya  han demostrado tener mucho  de inesperado. No solo es un fallo, sino tambien una leccion, diamos. Como que la logca de la mparcialidad juridica internacional no siempre es la logiade la defensa interesada de los paiss..
La mejor carta civica en este panorama esta en las reiteradas  declaraciones del presidente y cancilleres de los dos paises . Aunque no hay como pasar por alto que se trata de buenas intenciones sin valor viculante . En realidad este tipo de palabra dada  va a significar mas despues de la sentencia final , en el 2013.
Los agentes peruanos ante La Haya, y el equipo que los apoya en la Cancilleria, vienen buscando por parte del publico peruano una actitud ecuanime  frente a resultados esperables. Esto tendra su primera prueba en el juicio oral que sera televisado y pondra a los pubicos en contacto directo con los argumentos de los litigantes.
Ambos paises se disponen a trasladar figuras politicas de variados calibres a la sede holandesa de la corte. Un despliegue probablemente inevitable, pero a la vez maginal  al proceso mismo. Acaso se trata de poder decir manana que se hzo todo o posible para obtener una sentencia mas conveniente.      

lunes, 26 de noviembre de 2012

EL LIMENO NO ES UN ANIMAL

No se porque insistimos en llamar anmal al chofer necio, bestia al taxista temerario, salvaje al peaton  que siente que la razon siempre lo ampara . No existe insult mas filudo y picante  en Lima ue aquel grito atavico  que mamams de nuestras dulces madres apenas alguien se atrevio  a rozarlas  y es reflujo constante. Parece que perdimos la nocion de lo que soms: simplemente personas humanas, bipedos, hominidos que alguna vez pertenecimos al orden de los primates. A pesar de parcernos demasado a los arangutanes, los homo sapiens deamos hece rato de ser parte de la fauna para devenir limenos.
Escrio estas lneas desde mi Lima a donde he venido a pasar unos dias con el resto de mi familia y visita a mis a y a respirar otros aires.
Ser anial adquiere una dimensin portentosa, cargada de perfeccion. Ser bestia sugiere nobleza. Ser salvaje, claridad. Sin embargo, a sabia naturaleza parece no haber previsto las consecuncias de un anmal con un cerebro algo mas desarrollado, pues a la vez que aumentaban las funciones cerebrales del hmano, se iba quedando sin su instinto.
El instinto es un asunto reiteratio como la respiracin, ciclico como el verano, secuencial como el canto de un pajaro, ritual como la caceria que culmina un leopardo y un incauo mpala, o el hermoso espectaculo que sinifica el apareamiento de las jirafas. El instinto es fijo y manda sobre los actos de los seres vios extrahumanos.
Pero la inteliencia no es fija ni ciclica ni pede ayudarnos prever uando se nos viene alguien en sentido contrario, en que momento es sano pasarns la luz ambar, cuado es buena idea insultar y cuando simplemente bajas a cabeza. La inteligencia es influenciable, por eso flexble. Es peligrosa si es mucha Pensar supone tener pensamientos. Cuando el limen tiene pensamientos, no tiene solo uno. Tiene varios, muchos pensamientos que compara y que puede incluso confundirlo hasta volverlo humano. Como hay opciones, hay duda, extremismo y un bizarro fenomeno que parece ser el motor de su existencia: ganarse alguito. Un centrimetro de carril, un billetito extra, una yapa. Nada tiene de animal falsifica brevetes , vender ketes  en las puertas de los colegios, escupir  mnoxido de carbono a traves de los tubos de nuestros motores. Ninguna estia salvaje podria burlar los semaforos, aulterar medicamentos para el cancer, comprar la conciencia de un juez, cobrar cupos. Ya que somos tan creativos deberiamos procuranos nuevos improperios  para llamar a nuestros conciudadanos por sus nombres en ves de irnos contra los propios anmales, que de pobres no tienen nada porque son mas felces que nosotros. Me los imagino en los parajes de Mozambique  y Zimbabue, despatarrados en la hierba  tomando el sol despues de una jrnada  de autentica, tenaz y hermosa sobrevivencia.    

sábado, 24 de noviembre de 2012

LOS SUBURBIOS

El suburbio constituye una forms de ampliacion urbana  impusta los varios formatos adoptados por la evolucion moderna de la ciudad histoica. Trasladado el ambito norteamericano, este fenomeno trajo consigo el odern concepto del suburbio, un modelo urbanistico que surge principalmnte a consecuencia del repudio  conservador hacia el departamento.
Ipulsado igualmente  por el advenimiento del automovil, el suburbio  afecta a una de las mayores virtudes de la ciudad tradicional, como es la cohesion organica de sus componentes, una continuidad  que abarca no solo a la diversidad de las funciones y constumbres que aportaba la integridad urbana, sino a a disponibilidad  de un marco fisico que artiulba sus componentes  sociologicos, funcionales y emocionales
Para subsanar  esta ruptura el urbanismo contemporaneo ha adoptado, en lineas generales una de dos opciones  preferenciales. En el ambito infuido por la experiencia  norteamericana, los enclaves comerciales surgieron  com una alternativa supletoria del rol civico que detentaban  los centros tradicionales, los foros, plazas o bulevares que fueron aglutinando la actividad ocial  que tocaba desarrollar  a sus ciudadanias en el ambitourbano, aquelasdemandas colectivas  que no podian desembolverse dentro el ambito domestico privado. En cambio, en la experiencia europea, la arquitectura viene optando por traducir las areas detentadas por los usos y servicios devenidos  excedentes a causa de su declinacion  funcional o utilitaria, en espacios publicos supletorios  de los roles sustraidos  a a calle, os bulevares por las plazas, por la eclosion residencial , administratia o comercial impuesta por a excdencia demografica.
A efectos de evitar caer en un determinismo urbano comercial  que trastoca el sentido gregario, ameno y formativo que proveian  los ambitos  urbanos de la ciudad cohesionada, un urbanismo inteligente  y creativo ha introducido, n algunas ciudades  felizmente  orientadas hacia la recuperacion de esa integracin deshilvanada, modalidades de cohesion  social que restituyen felizmente a sus ciudadanias  suburbanas lugres de encuentro  e intercambio  en lo que la gratuidad del ocio, la reflexion o a cntemplacion de la naturaleza -o del propio entorno urbano- han sido rescatadas como valors esenciales  para la cnvivencia. Es el caso del nuevo parque elevado (High Line) llevado a cab recientemente  en Nueva York por los arquitectos  Elizabetth Diller y Ricardo Scofidio, el reciclaje de una plataforma elevada que antano sirvio a uno de sus servcios ferroviarios y que, felizmente  identificada como un eje potencialmente recreativo y cultural, ha sdo transformada en un hermoso recorrido que incita a la contemplacion gratuita, la lectura y al intercambio  social y familiar. Similarmente , a amplisima reforma realizada en torno al viejo cauce del rio Manzanares, en Madrid, por un equipo de disenadores encabezado por los arquitectos Francisco Burgos y Gines Garrido integrado por el grupo holandes WS, ha generado un parque que le ha aportado un nuevo espacio centrico ajeno al trafago del comercio y el transito, un remanso pacifico que la ciudad ha rescatado para dotar a su ciudadania  de un deshahogo amplio y gratuito, complementario a su restringido  ambito domestico.
Similarmenteen Santiago de Chile se concluyo recientemente el parque Bicentenario, una habilitacion incorporada  a la riberasur  del rio Mapocho, muy habilmente disenada por el arquitecto Teodoro Fernandez, que aporta igualmente un nuevo espacio udico a una ciudad aquejada por un reciente  y desorbitado  crecimiento sububano.
Hay muchos otros ejemplos que felizmente corroboaran  la importancia de rescatar  el sentido contemplativo, cultural y ludico de los parques urbanos para contrarrestar la impronta consumista acarreada a los suburbios por esa perversion de la centralidad urbana que constituyen los centros comerciales, casos en que los que la buena arquitectura  es parte conitutiva de su importancia urbana. Es otra dimension de la mdernidad ajena a Lima, una ciudad cada vez mas alienada por la proclividad  de sus autoridades a relegar la provision de espacios publicos a los eclaves comerciales  que alienan a convivencia vecinal en los suburbios.       

sábado, 3 de noviembre de 2012

EL GOBIERNO DE SÁNCHEZ CERRO


Luis Miguel Sánchez Cerro (Piura, 12 de agosto de 1889- Lima 30 de abril de 1933) fue un militar y político peruano, que ocupó la presidencia del Perú en dos ocasiones: la primera, del 27 de agosto de 1930 al 1 de marzo de 1931, como Presidente de una Junta de Gobierno instalada luego que derrocara al presidente Augusto B. Leguia; y la segunda, como Presidente Constitucional, luego de ganar unas reñidas elecciones  en 1931, a la cabeza de su partido, la Unión Revolucionaria. No cumplió su período constitucional pues murió a manos de un militante del partido aprista, organización a la que había proscrito por sus actividades subversivas, aunque no se ha determinado si fue víctima de un acto individual o de un complot.
Una de las razones de la gran popularidad que tuvo en vastos sectores de la población fue su marcada fisonomía de mestizo o cholo, haciendo que la gente lo viera «como uno más de ellos», pero se dice que en realidad era afroperuano, teniendo como base una leyenda urbana que aseguraba que nació en La Mangachería, famoso arrabal piurano poblado de descendientes de esclavos mangaches. Héctor López Martínez lo describe como «un hombre de corta estatura, magro de carnes, de tez oscura, con ojos negros y chispeantes, gestos enérgicos y don de mando.» También contribuyó a su popularidad su nacionalismo y su pretensión de desconocer el tratado de límites con Colombia firmado durante el gobierno de Leguía, lo que provocó un enfrentamiento bélico con dicha nación.
De su breve mandato destaca la promulgación de la Constitución Política de 1933 (la cual fijaba en seis años el período presidencial, prohibía la reelección inmediata del presidente de la República, implantaba la libertad de culto y reconocía el divorcio); asimismo otorgó a los obreros vacaciones y el descanso remunerado por el día del trabajo, creó los restaurantes populares, suprimió la ley de conscripción vial, equipó las Fuerzas Armadas, continuó la construcción de la carretera Central, etc. Debido a su actuación política en medio del período más turbulento de la historia peruana del siglo XX, Sánchez Cerro es sin duda una personalidad muy controvertida, y todavía tiene en el Perú acérrimos detractores así como enconados defensores.
Hijo de Antonio Sánchez y Rosa Cerro de Sánchez, su familia era de clase media, modesta, pero bien constituida. Hizo los estudios primarios y secundarios en el colegio de San Miguel de Piura de su ciudad natal, siendo uno de sus amigos escolares Luis Antonio Eguiguren.
En 1906 se trasladó a Lima para ingresar a la Escuela Militar de Chorrillos. de la cual egresó como subteniente de infantería en 1910, A su pedido fue inmediatamente destacado a Sullana donde se hallaba acantonado el regimiento que guarnecía la frontera con Ecuador, en medio de la amenaza de guerra con ese país a raíz de la rebelión ecuatoriana contra el fallo arbitral del Rey de España sobre el diferendo limítrofe. La guerra no estalló y Sánchez Cerro pasó a Sicuani en 1911 y luego a Lima en 1932.
Con el grado de teniente participó activamente en el golpe que derribó al presidente Guillermo Billinghurst en 1914, quedando gravemente herido; de las cinco heridas de bala que sufrió, una le originó la perdida de dos dedos de la mano derecha, lo que le valió el apodo quechua de «el collota» y el apelativo criollo de «el mocho».
Promovido a capitán, sirvió como adscrito al Estado Mayor, es decir fue alejado del mando de tropas, sin duda por temores políticos. En 1915 fue nombrado adjunto militar en la Embajada del Perú en Washington, Estados Unidos; allí permaneció pocos meses y de vuelta en el Perú, actuó como capitán en el Servicio Geográfico del Ejército. Ya bajo el segundo gobierno de José Pardo fue destacado a un regimiento de Arequipa (1915); luego fue enviado como jefe provincial a Carabaya (1916) y enseguida a la guarnición de Loreto (1918), donde, ya como sargento mayor, tuvo una destacada actuación en la frontera con Ecuador, deteniendo, casi sin auxiliares, el avance de 50 soldados ecuatorianos al mando del teniente Miguel Bonilla ( 3 de marzo de 1919).
Ascendido a mayor, wen el año 1920 fue destacado nuevamente a Arequipa, y luego a Sicuani (1921). Por sus actividades conspirativas contra el segundo gobierno de Leguía fue separado de su regimiento y nombrado juez militar sustituto en el Cuzco, donde el 21 de agosto de 1922 efectuó un pronunciamiento contra el gobierno, el cual fue reprimido fácilmente luego de caer gravemente herido. Un mes después fue confinado en la isla Taquile, en el lago Titicaca, pasando después a la isla de San Lorenzo, frente al Callao, otro de los centros de reclusión de la dictadura leguíista.
Separado del ejército, pasó grandes dificultades y se dedicó al negocio de la venta de carbón de palo. No pasó sin embargo mucho tiempo para lograr su readmisión en el ejército, ya que el presidente Leguía solía mostrarse generoso con aquellos oficiales dispuestos a reconciliarse con él. En 1924 se le permitió volver como ayudante en el ministerio de Guerra; luego fue nombrado jefe del batallón de zapadores Nº 4 que se había sublevado en Pampas (Cuzco), hacia donde marchó solo, negándose llevar consigo tropas leales. Contra todo pronóstico, logró disciplinar y reorganizar dicha unidad. Pero debido a suspicacias políticas fue separado bruscamente del mando de su batallón.
Fue nombrado jefe provincial de Cajatambo pero no aceptó el cargo y por resolución suprema del 18 de agosto de 1925 fue enviado a Europa en misión de estudio militar. Estuvo en Italia y Francia hasta 1929; se dice también que se alistó en el ejército español y que participó durante 14 meses en la guerra del Rif, desarrollada en el norte de África.
Como resultado de sus viajes, Sánchez Cerro llegó a tener buen conocimiento del idioma francés; el inglés lo aprendió durante su estadía en Estados Unidos en 1915, y sabía también algo de italiano.
El 15 de enero de 1929 retornó al Perú y al parecer reinició su labor conspirativa contra el gobierno de Leguía, que venía gobernando ya casi una década, tras sucesivas reelecciones desde 1919. Lo cierto es que en febrero de ese año, Sánchez Cerro asumió la Dirección de Infantería y de marzo a junio fue jefe provincial en Alto Amazonas. Luego fue nombrado comandante del batallón de zapadores N.º 3, acantonado en Arequipa. En febrero de 1930 fue ascendido a teniente coronel reteniendo la jefatura de dicho batallón. En teoría, se portaba como un oficial leal al gobierno y se le concedían puestos públicos, pero poco después inició el levantamiento que pondría fin al Oncenio de Leguía. La siguiente parte de su biografía corresponde ya a la historia del Perú de 1930 a 1933.
El 22 de Agosto de 1930, Sánchez Cerro, encabezando la guarnición de Arequipa, se sublevó contra el gobierno de Leguía. El pronunciamiento respectivo fue redactado por el jurista arequipeño José Luis Bustamente y Rivero (que años después se convirtió en presidente constitucional del Perú). El movimiento revolucionario se propagó rápidamente por el sur del país. También en Lima el ambiente era favorable para la revolución. Para dominar la situación, Leguía pretendió formar un gabinete militar, pero en las primeras horas de la madrugada del 25 de agosto la guarnición de Lima solicitó su renuncia.
Leguía aceptó y renunció el mando, que quedó en manos de una Junta Militar de Gobierno presidida por el general Manuel María Ponce Brousset. Como medida de protección se trasladó a Leguía al buque Almirante Grau, en donde debería ser conducido al extranjero. Sin embargo, poco después, ante la exigencia de los revolucionarios de Arequipa, Leguía fue tomado prisionero a bordo del buque y obligado a desembarcar. Se decretó el receso del Congreso y la amnistía general.
El 27 de agosto llegó a Lima, vía aérea, el comandante Sánchez Cerro, siendo recibido apoteósicamente. En el acto constituyó una Junta Militar de Gobierno bajo su presidencia. Leguía fue trasladado prisionero a la Penitenciaría. Se produjeron en Lima grandes manifestaciones populares y el asalto a la casa del ex presidente y los principales miembros de su régimen.
El levantamiento de Sánchez Cerro fue uno de varios que se dieron en todo el país; sin embargo, fue elegido por los insurrectos para que asumiera la dirección del país. Dado este acontecimiento ganó popularidad en todo el país, pues el gobierno dictatorial de Leguía había visto reducida su aprobación en un contexto de crisis económica mundial.
La Junta de Gobierno presidida por Sánchez Cerro gobernó del 27 de agosto de 1930 al 1 de marzo de 1931. Fue un período especialmente crítico para el país. La crisis económica mundial que estalló en 1929 repercutió durante el final del gobierno de Leguía y durante el gobierno de la junta de Sánchez Cerro. Cayeron los precios de los productos de exportación como algodón, lana, azúcar, minerales. La moneda disminuyó su poder adquisitivo, se produjo la restricción en materia de créditos, el comercio de importación disminuyó notablemente debido a la falta de capital y los ingresos fiscales sufrieron una merma considerable. Cayeron muchas entidades financieras y de crédito, como el Banco Perú y Londres. La desocupación fue incrementándose mes a mes.
La crisis económica ocasionó naturalmente el descontento social. Ocurrieron disturbios obreros en Talara, Cerro de Pasco y La Oroya, instigados por los partidos izquierdistas recientemente aparecidos, y que fueron severamente reprimidos. En el puente de Mal Paso, cerca de La Oroya, murieron muchos obreros a manos de la policía. En Oyolo (departamento de Ayacucho) hubo un choque sangriento entre la policía y los indígenas.8 Ocurrieron también conflictos estudiantiles que culminaron con la captura de la Universidad de San Marcos por los estudiantes, los que fueron desalojados por las fuerzas del gobierno ocasionando la muerte de un estudiante.
Se estableció el Tribunal de Sanción Nacional para juzgar los casos de enriquecimiento ilícito durante la dictadura leguiísta.
Se derogó la ley de conscripción vial, ley que había sido implantada por Leguía y por la cual se obligaba a la población —sobre todo indígena— a trabajar temporalmente en las obras viales del país. Esta disposición reivindicativa contribuyó a la mayor popularidad a Sánchez Cerro.
Se estableció el matrimonio civil  obligatorio, que tenía precedencia al matrimonio religioso, así como el divorcio absoluto.
Se expidieron disposiciones de carácter moralizador tales como la prohibición del juego de envite y aquella que obligaba a los funcionarios públicos a declarar sus bienes.
Por decreto ley del 12 de noviembre de 1930 fue disuelta la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), de inspiración comunista, fundada poco tiempo atrás.
Para remediar la crisis económica se contrató en Estados Unidos una misión de expertos financistas, bajo la dirección del profesor Edwin Kemmerer. De la serie de medidas que aconsejó dicha misión, la Junta de Gobierno solo acogió parcialmente unas cuantas, como la Ley de Bancos, la reestructuración del Banco Central de Reserva (que había sido creado en 1922 como Banco de Reserva), para así lograr el reajuste monetario.
Se trasladó la capital del departamento de Junin a Huancayo (hasta entonces había estado en Cerro de Pasco).
Hasta este momento, el país no se había pacificado, puesto que los demás líderes que se habían levantado en contra del gobierno de Leguía también deseaban acceder al poder. En febrero de 1931 estalló en la fortaleza del Real Felipe del Callao una sublevación militar-policial que fue debelada. Pero la situación se agravó cuando poco después estalló en Arequipa una nueva revolución de carácter popular. Ante tal situación, Sánchez Cerro tuvo que dejar la presidencia de la Junta el 1 de marzo de 1931, asumiendo interinamente el jefe de la Iglesia católica peruana, monseñor Mariano Holguín, como presidente de una junta de notables, que inmediatamente dio pase a una Junta Transitoria presidida por Ricardo Leoncio Elias y luego por el teniente coronel Gustavo Jiménez. Sin embargo, estas Juntas no gozaron de apoyo y la presión popular impuso al viejo líder apurimeño David Samanez Ocampo como presidente de una Junta Nacional de Gobierno, con representación de todo el país. Samanez pacificó momentáneamente al país y convocó a elecciones para Presidente y los representantes de la Asamblea Constituyente, cuya fecha de realización fue fijada el 11 de octubre de 1931.
Durante las elecciones de 1931 se presentaron como candidatos:
El comandante Luis Sánchez Cerro, lanzado por un nuevo partido por él formado, la Unión Revolucionaria, y apoyado por elementos conservadores.
El recordado líder estudiantil Víctor Raúl Haya de la Torre, por el Partido Aprista, organización que emergía entonces con gran apoyo popular, especialmente en el norte del país.
El doctor Arturo Osores, veterano político que había combatido tenazmente la dictadura de Leguía; su candidatura fue lanzada por una agrupación llamada Coalición Nacional.
El doctor José María de la Jara y Ureta, jurista y diplomático, cuya candidatura fue lanzada a último momento con el objeto de encontrar un candidato de unión nacional.
La campaña electoral fue violenta, tanto en Lima como en el resto del país. La lucha principal se concentró entre Sánchez Cerro y Haya de la Torre. La Junta de Gobierno cumplió con dar la más amplia libertad durante todo el proceso, procediendo con energía para detener los desbordes, pero actuando también con entera imparcialidad. Realizados los escrutinios, el Jurado Nacional de Elecciones proclamó Presidente electo al Sánchez Cerro por haber obtenido 152,062 votos. Haya obtuvo 106,007; La Jara y Ureta, 21,921, y Osores, 19,653.
Los apristas no aceptaron el resultado y acusaron de fraude al proceso, lo cual nunca lograron demostrar. Cabe mencionar que Sánchez Cerro poseía un gran carisma con el cual las masas populares se sentían identificadas. Conocía además el Perú profundo, es decir las provincias del interior, lo que se explica por su oficio de militar. «Es cholo como nosotros» se llegó a escuchar en uno de sus memorables mítines. Seducía también su aureola de militar bravo y bizarro, con muchas cicatrices. Es por ello entendible que obtuviera el triunfo, frente a un político todavía novel como era Haya.
El 8 de diciembre de ese mismo año se instaló el nuevo Congreso con facultades de Constituyente (es decir, para dar una nueva Constitución), y ante esta asamblea, Samanez, en representación de la Junta Nacional de Gobierno, hizo entrega del poder al candidato triunfante, ese mismo día.
Sánchez Cerro inauguró su gobierno el 8 de diciembre de 1931, contando con mayoría parlamentaria. Su grupo político era la Unión Revolucionaria, en el que descollaba el doctor Luis A. Flores. El Congreso lo ascendió al grado de General de Brigada y pasó a discutir una nueva Constitución, que fue promulgada el 9 de abril de 1933.
El nuevo gobierno se inició contando con una intensa oposición del partido aprista, que desconoció su triunfo. Estuvo por eso lleno de incidencias políticas que derivaron en acciones sangrientas e hicieron vivir al país un período de profunda intranquilidad que impidió la acción eficaz tanto del gobierno como de los particulares, al impedir que el país se repusiera de la crisis económica que lo agobiaba.
Ante esta situación, el Congreso aprobó leyes severas, entre ellas una llamada Ley de Emergencia, que dio al gobierno poderes especiales para reprimir a los opositores, en especial a los apristas, aunque también a los comunistas (después los militantes de la Unión Revolucionaria acuñarían el término de aprocomunista para confabular a ambos grupos políticos).
Una serie de sucesos sangrientos ocurridos en un breve lapso de tiempo dan una idea de la terrible crisis en la que se debatió por entonces el país:Un atentado criminal contra la vida del Presidente de la República en la Iglesia de Miraflores, por obra de José Melgar Márquez, un joven militante aprista (6 de marzo de 1932). Sánchez Cerro sufrió un disparo de bala que le perforó un pulmón, pero se recuperó al cabo de un mes.
Una rebelión de marineros en los buques de la escuadra en el Callao (7 de mayo de 1932). Fue reprimida cruentamente, y tras ser sometidos a una corte marcial, fueron fusilados ocho marineros, ante la presencia del ministro de Gobierno, Luis A. Flores.
Una sublevación fomentada por los apristas en Trujillo, el 7 de julio de 1932, la llamada revolución aprista de Trujillo. Los sublevados asaltaron el cuartel O’Donovan y secuestraron a varios oficiales del Ejército. Agustín Haya de la Torre, hermano del líder aprista, asumió como prefecto del departamento. Desde Lima el gobierno envió nutridas fuerzas, incluida la aviación, y reprimió severamente la rebelión. La ciudad fue tomada casa por casa. Antes de huir a la sierra, un grupo de apristas descontrolados asesinaron a los oficiales que se hallaban prisioneros en el cuartel O’Donovan, lo que motivó la feroz represión de los militares. Según información oficial fueron fusilados 43 apristas, aunque se sabe que un número indeterminado fueron igualmente pasados por las armas (se mencionan cifras que van de mil a seis mil personas). En Huari y en Huaraz (Ancash) estallaron otras rebeliones que igualmente fueron reprimidas.
Una sublevación militar en Cajamarca encabezada por el comandante Gustavo Jiménez, quien se proclamó Jefe Supremo de la República, pero fue vencido en Paiján y se quitó la vida disparándose un tiro en la cabeza (14 de marzo de 1933).
No sin razón el año 1932 ha sido denominado como el «año de la barbarie». La violencia de la lucha política llevó al gobierno a apresar y deportar a los principales líderes apristas y a los 23 integrantes de la célula parlamentaria del APRA. Fue clausurada la Universidad Mayor de San Marcos. El Perú se debatía en medio de una grave crisis política y social.
Pese a la guerra interna en que se debatía, el régimen de Sánchez Cerro pudo realizar algunas obras importantes:
Promulgó la Constitución Política de 1933, que se podría calificar de moderada, de carácter mixto presidencial-parlamentario, y que regiría hasta 1980, aunque en 1969 sería suspendida por el gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas. Estableció el período presidencial en seis años y prohibió la reelección inmediata. Otorgó a las cámaras legislativas la facultad de derribar gabinetes e incluso de privar de su cargo al presidente. Mantuvo el centralismo administrativo, aunque otorgó autonomía económica y administrativa a los municipios. Declaró la libertad de cultos. Contempló el habeas corpus, así como la pena de muerte por delitos de traición a la patria y homicidio calificado.
Trató de frenar las migraciones a las ciudades, atendiendo las necesidades de los pueblos.
Se iniciaron proyectos de colonización gradual de la selva.
Se amplió la legislación a favor de los indígenas.
En el campo laboral y social, se concedió al obrero descanso remunerado por el día del trabajo (1 de mayo); el horario de verano para obreros y empleados; vacaciones obreras; la construcción de restaurantes populares; la supresión del impuesto a la sal; el contrato individual de trabajo.
En el campo de la minería, estudió la nacionalización de las minas, promulgó la ley de protección a las brigadas para los lavaderos de oro y suprimió los derechos de minas.
Protegió la industria, en especial la pesquera, poco desarrollada entonces.
Recuperó la administración de los muelles en beneficio del estado, revisando los contratos existentes con las firmas administradoras.
Suspendió el monopolio de los fósforos.
En el campo de la defensa nacional, y ante la amenaza de un conflicto bélico con Colombia, se crearon la Jefatura Superior de Defensa Nacional y la Junta Económica de Defensa; se ordenó la construcción de cuarteles en La Perla, Juliaca e Iquitos; se adquirieron equipos completos para el Ejército y la Policía; se dispuso la construcción del Hospital de Sanidad de Las Palmas; y se intentó renovar todo el armamento bélico.
En el campo de la educación se crearon escuelas modernas para mil alumnos cada una y se construyeron 90 centros educativos, así como se inauguraron escuelas prácticas y especializadas, en todo el país
Se continuó la pavimentación de la carretera Central, así como se inició la construcción de la vía de Huánuco a Pucallpa (que se culminaría en 1943), la de Canta a Huánuco y la de la frontera de Puno. Otros caminos se construyeron en la costa, como el de Paita a Piura, el de Sullana a Tumbes y el de Talara a Tumbes.
En materia de irrigación recibieron mayor atención las pampas de La Joya en Arequipa.

Guerra con la Gran Colombia
Agravando aún más la situación por la que atravesaba el país, ocurrió un serio incidente internacional con Colombia que llevó al Perú al estado de guerra con aquella República.
El incidente se originó el 1 de septiembre de 1932 cuando un grupo de civiles peruanos residentes de la población de Leticia, ubicada en el llamado Trapecio Amazónico (territorio que el Perú había cedido a Colombia por el Tratado de Salomón-Lozano de 1922), depusieron sin mayor violencia a las autoridades colombianas de dicha población, dominaron a la policía local y la hicieron embarcarse rumbo al Brasil, apoderándose del poblado. El suceso sorprendió tanto al gobierno del Perú como al de Colombia. Este último protestó por la ocupación, pero el gobierno peruano decidió amparar a los nacionales, contando con el apoyo de la población del departamento de Loreto, que ansiaba recuperar ese territorio cedido tan irresponsablemente por el gobierno de Leguía. No obstante las gestiones diplomáticas que se hicieron, ambos países se prepararon para la guerra, llegando a ocurrir varios choques armados en la región fronteriza del Putumayo.
El gobierno peruano llamó a la movilización y colocó al frente de la defensa nacional al general Oscar R. Benavides, el mismo que venciera a los colombianos en el combate de La Pedrera en 1911, y que fuera presidente provisorio en 1914-1915. Sin embargo, un suceso trágico evitó que la guerra tomara mayores proporciones.
En la mañana del 30 de abril de 1933 Sánchez Cerro pasó revista a las tropas que iban a combatir en el conflicto armado con Colombia y que estaban reunidas en el Hipódromo de Santa Beatriz (hoy Campo de Marte, en el distrito de Jesús María de la capital peruana). Al retirarse en su vehículo descapotado y con escolta, un individuo armado con una pistola se precipitó hacia él y subiéndose al estribo del carro le disparó por la espalda varios tiros. Herido de gravedad, Sánchez Cerro fue llevado de emergencia al Hospital Italiano (que quedaba en la avenida Abancay, esquina con la Avda. Graú) y tras dos horas de agonía falleció; era la una y diez de la tarde. Sobre su asesino (que fue victimado en el acto por la tropa presente), se supo que se llamaba Abelardo Mendoza Leiva, que era natural de Cerro de Pasco, que sobrevivía en la capital de empleos eventuales, y que años atrás se había afiliado al partido aprista.
El Congreso llamó al Ejército a poner orden y eligió ese mismo día al general Oscar R. Benavides para que terminara el período presidencial de Sánchez Cerro (que debió culminar en 1936). Uno de los primeros actos del nuevo gobierno fue el arreglo de la paz con Colombia.

viernes, 2 de noviembre de 2012

LA REVOLUCIÓN DE TRUJILLO


La Revolución de Trujillo fue una revuelta popular formada por campesinos y obreros de la ciudad de Trujillo dada en los primeros días julio de 1932, durante el gobierno de Luis Miguel Sánchez Cerro.
Durante las décadas de los años 1920 y 1930 Trujillo vivió la gestación y crecimiento de la organización sindical entre los campesinos de las haciendas de la región y la agitación de la intelectualidad urbana progresista. Zonas como Casa Grande, Cartavio y Laredo se convirtieron en bastiones del recién nacido Partido Aprista Peruano, organización política de orientación social demócrata fundada por el líder estudiantil Víctor Raúl Haya de la Torre.
El 8 de enero de 1932, el entonces presidente del Perú Luis Sánchez Cerro, perpetró un “autogolpe”; publicando una ley inconstitucional que proscribía las libertades políticas y permitía la detención de cualquier ciudadano sin mandato judicial; este hecho, sumado a las desigualdades sociales, al irrespeto de los derechos laborales de los trabajadores de las haciendas azucareras ubicadas al norte de la ciudad de Trujillo, acrecentaron el descontento social.
Desde este momento las demandas por el fin del gobierno “sanchezcerrista” y por la liberación del líder político Víctor Raúl Haya de la Torre, quien se encontraba preso desde el 6 de julio,  se volvieron incontenibles.
En la madrugada del 7 de julio de 1932 un grupo insurgente compuesto fundamentalmente por campesinos y obreros, comandado por Manuel Barreto (conocido como “Bufalo"), asaltó y capturó el cuartel de artillería Ricardo O’Donovan, ubicado en la entonces entrada de la ciudad. En esta acción, el mismo Barreto fue uno de los primeros en caer abatido. El cuartel fue saqueado. Las armas, entre ellas seis cañones móviles, fusiles y ametralladoras, fueron distribuidas entre los insurgentes; durante la mañana la ciudad fue tomada por el pueblo insurrecto, se nombró como Prefecto (máxima autoridad civil), a Agustín Haya de la Torre (hermano de Víctor Raúl); los distritos aledaños a la ciudad también se sumaron a la revuelta.
Ante la insurgencia trujillana, el gobierno de Sánchez Cerro ordenó un ataque aéreo (el primer ataque a población civil protagonizada por la nueva flota de aviones), que se llevó a cabo el día 8 de julio, mientras tanto movilizaba tropas desde el departamento vecino de Lambayeque y el regimiento de infantería N° 7 se disponía a desembarcar en el puerto de Salaverry; en medio del bombardeo, los líderes insurgentes pasaron a la clandestinidad y el pueblo, alzado en armas, se preparó para resistir la acción del ejército.
El día 9 de julio, 10 oficiales del ejército y 15 policías capturados durante la insurrección perdieron la vida en un confuso incidente que nunca se llegó a aclarar, entre ellos estaban dos oficiales de apellidos Ortega y Villanueva, culpables de atentados criminales ocurridos en diciembre de 1931 en la localidad de Paiján y en la ciudad de Trujillo contra algunos militantes del Partido Aprista Peruano, al que pertenecían los líderes de la insurgencia. Si bien la muerte de estos oficiales fue atribuida a los jefes insurrectos sin ninguna prueba, estas muertes fueron en realidad causadas por individuos de tropa sumados a la revolución, en medio del caos que imperaba entonces.
El mismo día 9 de julio, tropas del regimiento N° 7 fueron rechazadas por los insurgentes en la zona denominada “La Floresta”, hasta el Lunes 11 de Julio, el pueblo armado logró contener el ataque de las fuerzas del gobierno; hubo numerosas bajas por ambos lados.
En la madrugada del día 11 de julio, tras un intenso bombardeo aéreo y terrestre, un gran despliegue de tropas inició la ocupación de la ciudad. En la “Portada de Mansiche”, un grupo de francotiradores dirigidos por Carlos Cabada contuvo el avance del ejército, ayudando a fortalecer las defensas dentro de la ciudad, en la plazoleta “El Recreo”, la dama de nombre María Luisa Obregón, apodada “La Laredina” condujo la resistencia disparando ella misma una ametralladora; la lucha se libró calle a calle; los soldados eran recibidos con disparos y en general con cualquier objeto contundente arrojado por los pobladores rebeldes desde los techos, entre cánticos y lemas alusivos al partido aprista peruano. Fue el profesor Alfredo Tello Salavarria quien se mantuvo frente a las últimas trincheras, en el barrio trujillano de “Chicago”.
El 18 de julio, el jefe de operaciones, Coronel Luis Bravo, informó tener pleno control territorial, luego de cometer numerosas represalias contra la población civil en Chepen, Mansiche, Casa Grande, Ascope y Cartavio (las tres últimas haciendas azucareras donde laboraban algunos de los insurgentes).
Numerosos combatientes que se habían rendido fueron fusilados sin juicio. Una “Corte Marcial” sin ninguna garantía e independencia dictó pena de muerte contra 102 personas sindicadas como principales responsables del alzamiento; debido a que muchos de estos se encontraban fugitivos y otros habían muerto en el enfrentamiento, la pena solo pudo aplicársele a 42 detenidos, quienes fueron dirigidos a la ciudadela de Chan Chan, obligados a cavar las fosas que se convertirían en sus tumbas y sin excepción recibieron la descarga fatal el 27 de julio de 1932; pero se calcula que el número exacto al terminar el conflicto llegó a sumar aproximadamente unos 5 mil civiles muy vinculados al partido aprista, que fueron fusilados de forma extrajudicial. Aun así, enfrentaron a la muerte, dando vivas al partido aprista y a su líder Víctor Raúl Haya de la Torre
Esta insurrección y su represión desmedida, marcaron por mucho tiempo la identidad política de la ciudad de Trujillo y del norte del Perú, llegando la ciudad a ser considerada como bastión electoral del Partido Aprista Peruano. Significó también el surgimiento de una animosidad recíproca entre el APRA y las Fuerzas Armadas, que tuvo honda repercusión en la vida política del Perú y que solo pudo ser superada en la década del 80 del siglo XX, poco antes de morir Víctor Raúl Haya de la Torre.

VICTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE


Víctor Raúl Haya de la Torre ( Trujillo22 de febrero de 1895 - † Lima2 de agosto de 1979) fue un pensador y político peruano. Fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana y líder histórico del Partido Aprista Peruano, el más longevo y el de mayor consistencia orgánica de la política del Perú. Es reconocido como uno de los más importantes ideólogos políticos de Latinoamérica y figura clave, junto a José Carlos Mariátegui, para la formación de los partidos políticos de masas en el Perú. Haya de la Torre es uno de los representantes más destacados del Grupo Norte que surgiera en la primera mitad del siglo XX en la ciudad de Trujillo.
Víctor Raúl Haya de la Torre nació en Trujillo, fue hijo de los también trujillanos Zoila Victoria de la Torre y de Cárdenas, y Raúl Edmundo Haya y de Cárdenas, que eran además primos. Se conmemora su nacimiento como el Día de la Fraternidad .
Haya estudió su primaria y secundaria en el Colegio de San Carlos y San Marcelo de Trujillo. Ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, donde se hizo buen amigo del destacado poeta César Vallejo en el curso de literatura; ambos, junto con otros estudiantes y bajo la conducción de Antenor Orrego y José Eulogio Garrido, integraron la llamada "bohemia trujillana", grupo intelectual que después fue bautizado como el Grupo Norte. Posteriormente, prosiguió sus estudios en la Universidad Mayor de San Marcos de Lima. En 1917 conoció al político y literato Manuel González Prada y se convirtió en asiduo visitante de su casa desarrollando inquietudes políticas derivadas del radicalismo de dicho intelectual. En 1918 fue uno de los que cargó su ataúd.
En enero de 1919 participó en la lucha por el establecimiento de las ocho horas de trabajo; y, en octubre de ese año, fue elegido presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, apoyando la asunción al poder de Augusto B. Leguía; sin embargo, más tarde emprendió numerosas protestas contra el gobierno. Estuvo vinculado con todos los sectores de la sociedad. Encabezó movimientos a favor de la reforma universitaria en el Perú y las organizaciones obreras. Participó en el primer Congreso Nacional de Estudiantes, realizado en el Cusco (marzo de 1920), donde se aprobó el proyecto de creación de las “universidades populares”, que en 1922 tomaron cuerpo con el nombre de “González Prada”.
Una de los más significativas protestas que encabezó entonces fue la campaña de oposición a la proyectada consagración oficial del país al Corazón de Jesús; durante la protesta callejera murieron un estudiante y un obrero (23 de mayo de 1923), lo que se convirtió en símbolo de la unidad obrero-estudiantil. La ceremonia de consagración fue suspendida por el arzobispo de Lima Emilio Lisson. Luego, Haya editó la revista radical obrero-estudiantil Claridad, en colaboración con José Carlos Mariátegui, como “órgano de la juventud libre del Perú” y de las universidades populares. En octubre de 1923, cuando era profesor del colegio limeño Anglo-Peruano (hoy Colegio San Andrés) fue apresado y recluido en el penal de El Frontón, donde se declara en huelga de hambre; a seis días de la huelga es deportado a Panamá.
Haya de la Torre, se traslada desde Panamá a México, donde tiene cercano contacto con la Revolución mexicana y con Diego Rivera. Es en Ciudad de México donde, el 7 de mayo de 1924, funda la Alianza Popular Revolucionaria Americana. Como se deduce de su nombre, la opción política inicial de Haya de la Torre buscaba consolidarse en un proyecto para toda la llamada Indoamérica. Ese mismo año, viaja a Rusia invitado por el ministro de Educación, donde se ve en contacto con la Revolución rusa. Desde México, fue también a Costa Rica y Alemania. Entre los años 1926-1927 estudió Economía en London School of Economics and Political Science y luego Antropología en la Universidad de Oxford, en la que luego sería profesor en 1964.
Se dedicó íntegramente a formar un gran movimiento que pudiera representar a las masas excluidas de la "América India". Inicialmente, la Alianza tiene comités en Buenos AiresCiudad de México y La Paz. El Apra nació como una fuerza eminentemente anti oligárquica y antiimperialista. Estuvo tempranamente ligado al marxismo pero discrepaba claramente de José Carlos Mariátegui al plantear el diálogo con el imperialismo capitalista. La ruptura entre ambos políticos es definitiva en 1928, cuando Mariátegui funda el Partido Socialista Peruano.
Luego de haber vivido en el exilio como consecuencia de su lucha en contra del Oncenio de Leguía, Haya de la Torre volvió al Perú. Llegó primero a Talara, fue recibido en su ciudad natal y finalmente ingresó a Lima. Fue postulado como candidato presidencial en las elecciones generales de 1931 por el entonces joven Partido Nacionalista Libertador que cambió de nombre a Partido Aprista Peruano. La campaña aprista introdujo medios nunca antes vistos en las elecciones en el Perú: pintas callejeras en todas las ciudades del país; candidatos llamados por sus nombres -"Víctor Raúl", "Luis Alberto", etcétera-; inclusión de los no votantes -JAP(Juventud Aprista), CHAP(Chicos Apristas)-; himno propio, que sobreponía la letra a la música de laMarsellesa francesa -la Marsellesa aprista-; una bandera para el partido que identificara a los partidarios; partidarios llamados hermanadoramente "compañeros" alzando pañuelos blancos, y el famoso "seasap" ("Sólo el APRA salvará al Perú"). Se inició dentro del partido una especie de culto a la figura de Haya, que era a la vez "Víctor Raúl", "el jefe", "el guía" y "el maestro".
Según el Tribunal Electoral que dirigió esta elección, Víctor Raúl ocupó el segundo lugar por detrás de Luis Miguel Sánchez Cerro (Unión Revolucionaria); sin embargo, Haya de la Torre y el APRA nunca reconocieron los resultados oficiales ni al nuevo gobierno. El gobierno de Sánchez Cerro se mostró autoritario y represivo. Haya de la Torre fue apresado. Las protestas populares aumentaron por todo el país, Gustavo Jiménez se declaró presidente en Cajamarca. En la ciudad de Trujillo se produjo un fallido levantamiento armado aprista que desencadenó en enfrentamientos entre el pueblo y la fuerza armada. La insurrección fue duramente reprimida, cientos de apristas detenidos y un número indeterminado fue fusilado en las ruinas peruanas de Chan Chan (en las afueras de Trujillo). La llamada "revolución de Trujillo", como la conocen los apristas, fue paralela a otros movimientos revolucionarios en diversos puntos del país. La Constitución de 1933 proscribía a todo partido internacional. Basándose en esto e invocando que la nación se encontraba en peligro, el gobierno declara ilegal al Partido Aprista en 1932. Sin embargo, el Presidente fue asesinado con varios disparos a quemarropa el 30 de abril de 1933 en el Campo de Marte de Lima, aparentemente por el aprista Alejandro Mendoza Leyva.
En las elecciones de 1936, el entonces clandestino APRA apoyó a Luis Antonio Eguiguren quien resultó electo; sin embargo, el Congreso invalidó la elección por el apoyo aprista -que en realidad no podía ser comprobado-. Es en 1945 cuando el APRA vuelve a la legalidad al participar en la coalición del Frente Democrático Nacional de Haya de la Torre, Óscar R. Benavides y José Luis Bustamante y Rivero, encabezada por este último quien se convirtió en Presidente Constitucional de la República. Gracias a la mayoría, Haya y el APRA controlaban la bancada del Frente y el Legislativo en su conjunto; desde allí, lograron aprobar diversas medidas justas para el pueblo peruano pero también entorpecieron el reformismo del gobierno. Hicieron vigorosa presión para lograr sus objetivos, provocando la desestabilización del régimen y una etapa de desgobierno y anarquía que puso en jaque al régimen. Ante esto, la bancada oficialista no aprista inexistió al Legislativo provocando su receso. Se produjeron levantamientos en todo el país, incluyendo el aprista realizado en el Callao. Bustamante se vio obligado a gobernar mediante decretos leyes y a proscribir nuevamente al APRA. Finalmente, todo esto desembocó en el golpe de Manuel A. Odría, digitado por el poder económico, y la represión subyacente. Haya de la Torre fue perseguido y Bustamante, deportado. Haya se refugió en la embajada de Colombia en Lima en la que estuvo cinco años asilado puesto que la dictadura odriísta se negaba a otorgar el salvoconducto para que saliera del país.
En 1954, Haya es autorizado a salir del Perú gracias a la presión internacional -era amigo de diversos personajes, como Albert Einstein -, y publica un artículo en la revista Life donde empieza a esbozar el "antiimperialismo democrático sin imperio". Es en ese momento, según algunos analistas, que el Apra abandona sus banderas primigenias y tiene un viraje conservador. Recién en 1956, los tres principales candidatos presidenciales aseguraban la vuelta a la legalidad de su partido; en virtud de este ofrecimiento, Haya de la Torre apoyó inicialmente a Hernando de Lavalle y más tarde al vencedor Manuel Prado y Ugarteche, símbolo del poder económico. Fue cuando el país vivió una megacoalición que sustentó al gobierno pradista: el mismo Manuel Prado y Ugarteche, Víctor Raúl Haya de la Torre, Manuel A. OdríaPedro G. BeltránEudocio Ravines y Julio de la Piedra. Fue, pues, "un régimen al cual ha sostenido con probada lealtad y decisión el Partido Aprista Peruano " (Haya, 1962). Con ello, Haya y su partido -en sus inicios claramente anti oligárquicos- sustentaron así, un régimen claramente oligárquico  probablemente con la esperanza de llegar al poder por vía legal y ya en ejercicio de este, hacer las reformas convenientes. Años más tarde, consultado por Julio Cotler sobre el asunto, Haya respondió que "había juzgado mal la situación y que pensó que la oligarquía tenía más fuerza de la que realmente tenía".
En las elecciones generales de 1962 se lanzó por segunda vez como candidato presidencial, esta vez por la "Alianza Democrática", que agrupaba al Partido Aprista -el viejo partido de izquierda- con el Movimiento Democrático Pradista-que representaba a los mayores sectores del poder económico. Haya obtuvo 558,237 votos frente a los 534,824 de Fernando Belaúnde Terry (Acción Popular) y a los 48,404 del ex presidente Manuel Odría (Unión Nacional Odriísta); sin embargo, el proceso ha sido tildado de oscuro y cuestionable. Como no obtuvo el porcentaje necesario para ser proclamado presidente, la elección iba a ser decidida por el Congreso a instalarse el 28 de julio, tal y como lo establecía la Constitución de 1933. Aparentemente, las Fuerzas Armadas del Perú temían que Haya llegara al poder y acudieron a Palacio para informar de su contrariedad; informado de esto por el presidente Prado, Haya habría tratado de efectuar una alianza con Fernando Belaúnde pero llegaron a un puerto muerto, con lo que sólo pudo consolidar una con Manuel A. Odría por la que cedería los votos apristas al odrísmo. Las Fuerzas Armadas denunciaron fraude en diez departamentos y se pronunciaron también en contra del virtual presidente Odría (y no contra Haya, según posición del historiador Percy Cayo Córdoba). Finalmente, el 18 de julio se produjo el primer golpe institucional de las Fuerzas Armadas, encabezado por el Gral. Ricardo Pérez Godoy, que derroca el gobierno de Manuel Prado y Ugarteche, declara nulas las elecciones e instala una junta militar de gobierno. El golpe fue respaldado por Acción Popular y tardíamente por el APRA. Ya en las elecciones generales de 1963, ganó Fernando Belaúnde Terry con 39% frente al 34% de Haya.
Durante los años del gobierno de Belaúnde, Haya y su partido se mantuvieron en la oposición junto a Manuel Odría, formando la coalición APRA-UNO, la que por su número controlaba el Legislativo y se oponía fuertemente al reformismo belaundista. Se opusieron a las medidas propuestas por el gobierno, provocando que la primera ley reforma agraria tuviese un alcance mínimo: el Parlamento declaró inafectables las explotaciones 'eficientes' y dedicadas a los cultivos de exportación, decidió que las afectaciones en las áreas trazadas fueran supervisadas por una oficina del Legislativo y recortó sistemáticamente los recursos destinados a los bonos gubernamentales de pago por las expropiaciones; la primera Reforma Agraria sólo expropió el 3% de las tierras expropiables y benefició sólo a 13 500 familias.7 Asimismo, el Congreso Nacional de mayoría APRO-odriísta, censuró seis gabinetes y casi cien ministros del gobierno de Fernando Belaunde.
Tras la llegada del gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, los partidos políticos -entre ellos el APRA- son proscritos y perseguidas sus bases populares. No obstante, en 1970, en el Día de la Fraternidad, reclamó la paternidad intelectual de las reformas que realizaban los militares, protestando porque estos no reconocían la deuda intelectual que le tenían: "Debemos estar insatisfechos porque no es manera, aceleradamente y furtivamente, de llevar esas ideas adelante y de esconderlas, sobre todo ocultando su origen y procedencia". Haya de la Torre encabezó la presión popular ejercida contra el gobierno de Francisco Morales Bermúdez para que los militares volvieran a sus cuarteles y se restituyera la democracia. Una Asamblea Constituyente había sido anunciada el 28 de julio de 1976 pero las elecciones recién se realizan en 1978. El Partido Aprista tuvo la primera mayoría, seguido del Partido Popular Cristiano. Haya de la Torre fue elegido con la más alta votación como diputado constituyente y fue designado unánimemente para ejercer la presidencia de la Asamblea Constituyente. En un acto simbólico, su sueldo por el ejercicio del cargo fue de solo 1 sol de oro. El mismo día de la instalación de la asamblea, Haya de la Torre marcó su clara independencia con respecto al régimen militar:
"Esta Asamblea encarna el Poder Constituyente y el Poder Constituyente es la expresión suprema del pueblo como tal, y el primer Poder del Estado. Este Poder no admite condicionamientos, limitaciones ni parámetros; no reconoce poderes por encima de ella misma porque es fruto indiscutido y legítimo de la soberanía popular. En un día como hoy, hace 157 años, el Perú declaró su independencia fundándose en la voluntad general de los pueblos; el 28 de julio de 1978, fundándose en esa misma voluntad general de los pueblos claramente expresada en las elecciones de junio, sin más limitaciones que las que ella misma quiera darse, se proclama libre y autónoma. (...) Es obvio que la búsqueda de armonías y coincidencias que ofrezcan al texto constitucional un amplio consenso no significa en modo alguno el abandono de posiciones ideológicas ni de ideas ni programas; es más, una constituyente resulta palestra natural para la confrontación de posiciones, un planteamiento político de diversos caminos; una constituyente no legisla no legisla para un partido ni para un sector, sino para todo el pueblo. (...) si la defectuosa Constitución de 1933, con un obsoleto estilo y espíritu, es la última constitución del siglo XX; la que se dicte ahora deberá ser la primera constitución del siglo XXI".
Haya - 28 de julio de 1978
En 1979 Víctor Raúl Haya de la Torre firmó la Constitución de 1979 poco antes de su deceso.
Recientemente, ha renacido el interés por desentrañar la vida íntima del patriarca aprista. Distintas biografías sobre él se han publicado, al igual que dos libros que escudriñan en su desconocida vida íntima: Las mujeres de Haya/ Ocho historias de pasión y rebeldía  de María Luz Díaz Paredes, y Llámalo amor, si quieres de Toño Angulo Daneri.
Angulo ha documentado el testimonio del poeta y peruanista francés André Coyne, estudioso de César Vallejo y César Moro, discípulo y amigo de Haya. Este, relata que Haya siempre estaba "rodeado de jóvenes" y solía asistir a "bares de muchachos"(sic), aunque desconocía si es que "ejercía"(sic). Coyne en una reciente visita al país por el centenario vallejiano confirmó sus declaraciones.
Por otro lado, Díaz examina las relaciones del líder con las principales mujeres de su vida. Revisa así, la figura de su madre Zoila de la Torre y la de la hermana de esta, Ana Lucía. Dice el libro: "En 1907 (Ana Lucía) se casó con el acaudalado industrial chileno Marcial Acharán Smith. Se dice que el sobrino predilecto (Haya) se molestó con la noticia. El niño Raulito, ya con 12 años de edad, se había enamorado de su tía".  Más tarde, se ubica la relación con Anna Billinghurst, que el APRA se ha encargado de convertir en un noviazgo pero que Díaz describe como un amor platónico que puede que haya llegado a algo más con esta señora casada. Dice al respecto el mismo libro: "Anita parecía un trofeo por disputar. Su belleza y su herencia la hacían codiciable y estaba en boca de todos. Víctor Raúl ya tendría ideas alborotadas en su mente. Estaba impactado. Para ella, él era solamente un conocido de Andrés, así que se las ingenió para tratar de acercársele". Además, el mencionado libro revisa las supuestas relaciones del jefe aprista con Emilia González Orbegoso, con Alice Hochler y Marilucha Garcìa Montero.
Víctor Raúl Haya de la Torre murió el 2 de agosto de 1979 en la ciudad de Lima. En sus funerales, estuvieron presentes varios líderes del partido, entre ellos Luis Alberto Sánchez, Ramiro Prialé, Andrés Townsend, Javier Valle Riestra y Armando Villanueva, así como una amplia multitud. Fue enterrado en el Cementerio General de Miraflores de la ciudad de Trujillo. Su ataúd reposa debajo de una gran roca con la frase "Aquí yace la luz".
Haya de la Torre corresponde a uno de los procesos ideológicos más particulares, evolutivos y complejos de la historia del Perú. El conjunto de sus escritos, pronunciamientos y posiciones hacen de él un personaje cuya visión singular de la historia aun cuando este mismo pueda resultar, como muchas de la propuestas políticas, polémica. En términos generales Haya aplicó el materialismo histórico a la revisión de la historia y condiciones objetivas de Latinoamérica, deduciendo de ello una teoría original de la acción política para conducir dichas sociedades hacia el socialismo; en el plano teórico su pensamiento, aunque marxista, resultará diferente y aún contrario del leninismo ortodoxo respecto a la estrategia socialista en sociedades coloniales o periféricas.
Haya postula que el imperialismo es la máxima expresión del capitalismo, que es, a su vez, el modo de producción económica superior a todo lo que el mundo conocía. En virtud de lo cual, concluye que el capitalismo es una fase inevitable en el proceso de civilización contemporáneo. El capitalismo, según Haya de la Torre, no será eterno y tiene contradicciones dentro de sí que terminarán finalmente con él pero, para que eso suceda, debe evolucionar completamente, esto es, existir y madurar. El proletariado de los atrasados países latinoamericanos es demasiado joven como para hacer la gran revolución que supere al capitalismo.
Sigue indicando que el imperialismo es la última fase del capitalismo en los países desarrollados, pero en los subdesarrollados, como los es el Perú, es la primera fase. En estos países, no se trata de una etapa de industrialización avanzada sino de explotación de materias primas, porque es el tipo de producción que le interesa hacer allí al mundo desarrollado del que vienen los capitales imperialistas; no a los ciudadanos de estos países. Por esta causa, dice, su desarrollo inicial es lento e incompleto. De esta manera, el problema de la América es político: cómo emanciparse del yugo del imperialismo sin retrasar su progreso. En tanto se trata de América y no de Europa, en tanto llegó al capitalismo por el imperialismo, tiene que adoptar una actitud de enfrentamiento del problema que sea propia.
Víctor Raúl estima que serán las tres clases oprimidas por el imperialismo las que harán avanzar esta etapa de la sociedad: el proletariado industrial joven, el campesinado y las clases medias empobrecidas. Con la alianza de estas clases en el poder, el Estado ya no será instrumento del imperialismo sino defensor de las clases que represente. Así, tomarán de los países desarrollados lo que les interese y negociarán con estos de igual a igual, no sometidos, porque se necesitan mutuamente.
Haya de la Torre tiene una visión americanista de hacer política. Cree que lo que el llama "Indoamérica", tiene que integrarse y luchar en conjunto para avanzar. Por ello su partido tiene un nombre en el que figura el concepto de alianza americana. En síntesis, dice que hay que crear la resistencia antiimperialista en América y darle forma de organización política. Esto es lo que Haya considera que debe ser el Apra.
En la actualidad las reinterpretaciones y análisis del "hayismo" desde dentro y fuera del Partido Aprista son cada vez mayores. Obviamente, la obra reciente más destacada sobre el asunto corresponde a la autoría del actual líder del PAP y actual Presidente del PerúAlan García Pérez. García ha publicado recientemente La revolución constructiva del aprismo/ Teoría y práctica de la modernidad (Lima, 2008); el libro esboza una historia ideológica del APRA con vistas a explicar la actual perspectiva del aprismo de este tiempo y su expresión gubernamental. La obra pretende mostrar a un Haya de la Torre concurrente con un proceso de maduración intelectual y política; explica, además, que durante el período 1970-1990, el Apra "resultó más velasquista que hayista".
García dice que su partido cometió un error al interpretar la revolución militar como la "realización de lo que había propuesto el Apra desde 1931", lo que los habría llevado a que "adoptaran como propias las estatizaciones, el modelo colectivista en la agricultura y el manejo estatal del comercio de muchos servicios y bienes", lo que eran conceptos "totalmente ajenos a la ideología de Haya y su trabajo dialéctico". La tesis de García ha sido rebatida, o por lo menos discutida, por diversos intelectuales peruanos como Hugo Neira, Sinesio LópezNelson Manrique y Martín Tanaka.
§  El Antiimperialismo y el Apra (1936)24
§  Por la emancipación de América Latina
§  La Defensa Continental
§  Mensaje de la Europa Nórdica
§  Ex Combatientes y Desocupados
§  Espacio Tiempo Histórico
Haya de la Torre dejó un legado en la historia de la política peruana. Sus pensamientos que llevaron a la fundación del Partido Aprista, mantiene una inusitada vigencia, siendo el APRA es el partido vivo más antiguo del Perú. Y sus ideas influyeron significativamente en históricos partidos social demócratas de otras naciones latinoamericanas como Acción Democrática de Venezuela. Hoy es considerado como referente por muchos líderes latinoamericanos como Néstor KirchnerHugo Chávez, aunque en este caso el APRA, Alan García y Armando Villanueva han hecho todos los deslindes posibles.
Algunas de sus frases han quedado en la cultura popular:
"¡Ni con Washington ni con Moscú, sólo el Aprismo salvará el Perú!"
"¡Pan con Libertad!"
"Joven, prepárate para la acción y no para el placer."
"El que sabe poco, aprende, el que sabe mucho, enseña."
"Canta y haz cantar, que el canto es de hombres libres y optimistas."
"Fe, Unión, Disciplina y Acción."
Cada 22 de febrero los miembros del Partido Aprista, se reúnen, celebran y conmemoran el día del nacimiento de su líder que es también su Día de la Fraternidad. La bandera de los Estados Unidos de Indo américa que él creó ha servido de inspiración para la bandera de la Unión de Naciones Sudamericanas.