domingo, 31 de mayo de 2015

RECUERDOS DE LA ESQUINA DEL POLLÓN

Por aquella época en que estudiaba en la Facultad de Letras de la Universidad de Letras, en la Plaza Francia,  tenía una compañera que vivía en Orantica del mar, después de las clases muchas veces la acompañaba a su casa, y la mayoría de las veces nos poníamos a estudiar para los exámenes. Así nació, luego con el tiempo un verdadero amor por esa chica que vivía en Orrantia.
Hoy la urbanización Orrantia del Mar no solo es conocida porque allí se encuentra la parroquia Medalla Milagrosa, el colegio León Pinelo, el primer local de la panadería San Antonio o por sus elegantes edificios o casonas (como la que hoy alberga a la Embajada rusa, antes propiedad de Anita Fernandini de Naranjo, en la última cuadra de la avenida Salaverry). También se le conoce porque parte de sus manzanas son disputadas por los distritos de Magdalena del Mar y San Isidro. ¿Pero de dónde viene el nombre de la disputada urbanización? La clave, como siempre, nos la da la historia. Sus terrenos también albergaron plantaciones agrícolas desde los tiempos coloniales. Y, durante el siglo XVIII, exactamente en 1748, esta zona fue adquirida por don Juan Domingo de Orrantia y Garay, Caballero de Santiago. Sus padres fueron el bilbaíno Juan Domingo de Orrantia y Garay y de Josefa de Alberro y Ortega, ambos de las Vascongadas. Era un acaudalado comerciante, llegando a ocupar altos cargos eclesiásticos y académicos, supo siendo prior del Tribunal del Consulado de aquel reino. Supo dirigir con mucho acierto todos los negocios que ocurrieron en él. Adquirió las conveniencias necesarias para mantener con lustre y fue el objeto de su primera atención a que sus hijos tuvieran la crianza y educación correspondiente a su nacimiento, para que pudiesen algún día ocuparse útilmente de los servicios del rey y de la patria. A partir de allí, estos terrenos fueron conocidos como el “Fundo Orrantia”.
Al salir de la Facultad, ambos nos íbamos al jirón de la Unión a tomar un helado en el “Cream Rica”, en el “Viena” o en el “Goyescas”, cafés de moda por aquellos años, para luego tomar el ómnibus que nos llevaba por toda la avenida Salaverry, donde desde sus destartaladas ventanas podíamos contemplar las grandes mansiones y los carros  de los ricos que vivían a lo largo de esa avenida, podíamos observar la casa de los Oechsle, los Berkemeyer, la de los Poblete, y al final de la avenida, en la cuadras treinta y seis, la de los Belaunde, y muchos otros, la mayoría empresarios. Al llegar a la última cuadra, nos encontrábamos con un gran parque llamado  la “Pera del amor”, allí había un grifo y un restaurant de pollos llamado “el Pollón” , el que estaba dividido en tres partes, la parte de fuera era una heladería donde se podía llegar con tu carro, en compañía de tus amigos,  y degustar los deliciosos helados o comer un pedazo de pollo a la brasa. En la parte de dentro existía un pequeño comedor y un poco más adentro había una pequeña pista de baile con cuatro mesas. Muchos días después de las clases, solíamos ir hasta allí y  solíamos pedir dos ginebras con naranja y bailar un poco. Los mozos ya nos conocían y no era necesario el pedir las cosas.  Creo que ella me enseñó a bailar, seguramente después de haberla pisado muchas veces, aprendí a bailar, también teníamos largas conversaciones, sobre las clases de la Facultad, que muchas veces eran el refresco de una lección que nos iban a preguntar al día siguiente.
Otras veces en nuestras conversaciones había muchas promesas de amor, las que se fueron enfriando con el transcurso de la vida. Hoy cuando recuerdo todo esto se me viene a la mente muchas cosas muy lindas, que cuando éramos más jóvenes, entonces sí que podíamos darnos el lujo de no pensar en el futuro, sino en lo que estábamos haciendo en esos momentos.

Lindas evocaciones llenas de felicidad que ya no volverán pero siempre estarán presentes en nuestras vidas, por más lejos que nos encontremos.

sábado, 30 de mayo de 2015

EL MERCURIO PERUANO Y LOS MÉDICOS PERUANOS

En 1790, un grupo de jóvenes ilustrados formó la Sociedad Académica de Amantes del País, con la finalidad de discutir sobre los asuntos nacionales. Este grupo, que reconoció como fundador a Joseph Rossi y Rubí, estuvo conformado por José María Egaña, Demetrio Guasque, Hipólito Unanue y Jacinto Calero y Moreira. Los cuatro primeros junto con otros dos conocidos por los seudónimos de Mindirido y Agelasto, más tres damas conocidas como Dorálice, Florida y Egeria, se habían reunido tres años atrás durante poco menos de un año, formando la Sociedad Harmónica, para discutir sobre literatura y las noticias públicas. Esta Sociedad fue la base de la Sociedad Académica de Amantes del País.

Los miembros de la Sociedad Académica de Amantes del País decidieron plasmar en el papel los temas de sus conversaciones. Así nació un periódico al cual llamaron el Mercurio Peruano de Historia, Literatura y Noticias Públicas. Poco después, por la vastedad de las materias tratadas, se vieron obligados a incorporar otros miembros. El 2 de enero de 1791 salió el primer número del Mercurio Peruano y tuvo una buena acogida, contándose 220 suscriptores. Estos alcanzaron a 398 en el mejor de sus momentos. La competencia por la supervivencia, los suscriptores, fue dura entre el Diario de Lima y el Mercurio Peruano y sería más rigurosa al aparecer un nuevo periódico. En efecto, el 12 de junio de 1791 apareció el Semanario Crítico, por obra del franciscano español Fray Antonio Olavarrieta. Este semanario moriría con el número 16.

La más grande contribución del Mercurio Peruano fue el hecho de que por primera vez, desde el arribo de los españoles a esta parte del continente, se estableció el concepto de Perú como nación o país y de peruanidad como sentimiento. Miembro notable de la Sociedad Académica de Amantes del País fue el medico Hipólito Unanue; por tanto, nos interesa conocer la participación de los médicos de la época y el contenido de los temas médicos en esta publicación.

De 173 temas tratados durante los doce números, los referentes a Medicina fueron en proporción creciente: 9.22 % en 1791, 19.93% en 1792, 18.43% en 1793 y 20.44% en 1794. Este interés creciente por los temas de Medicina es parte del interés por las materias de aplicación práctica en aquella época. La descripción y tratamiento de las enfermedades fue muy novedosa en ese entonces al igual que lo fueron los temas de Geografía (nuevos caminos, minerales, etc.), Historia Natural (aprovechamiento de las plantas), conceptos sobre economía y finanzas, la herejía revolucionaria de los franceses, entre otros temas.

De 517 suscriptores registrados, según la actividad profesional, sólo se contó con los siguientes médicos: el selecto aragonés Cosme Bueno, ex-cosmógrafo mayor del Reino; José Manuel Dávalos, maestro de Química en la Universidad de San Marcos, José Díaz de Arellano, primer cirujano de la Armada y médico de cámara y de la familia del virrey; José León y Vargas, médico en La Paz; Gabriel Moreno, dedicado a la enseñanza de las matemáticas en la Universidad de San Marcos y llegó a ser cosmógrafo mayor del Reino; José Hipólito Unanue, catedrático de Anatomía en la Universidad de San Marcos; el mulato José Manuel Valdés, notable cirujano de la época que recién en 1806 sería aceptado como médico. Como podemos apreciar, de estos siete médicos suscritos a el Mercurio Peruano, sólo dos, Díaz de Arellano y Unanue, ejercían propiamente la profesión en esta parte del país.

Entre las razones que expliquen la escasa cantidad de médicos suscriptores de el Mercurio podemos considerar dos: el relativamente elevado costo de la suscripción y el desinterés de los médicos de la época por las publicaciones en general. Sobre lo primero se sabe que la suscripción mensual era de 14 reales, sin considerar el parte, cantidad que era el 3,5 % del sueldo de un oidor, y hasta el 28 % de lo que cobraba un pequeño funcionario. En general, los suscriptores del Mercurio Peruano pertenecían a los sectores bien acomodados o pudientes de la sociedad. Sobre lo segundo, la única evidencia es la casi inexistencia de publicaciones, en general, por parte de los médicos.

Los temas médicos tratados se refieren a la importancia de la anatomía, a la inauguración del Anfiteatro Anatómico, el mal de altura, la vejez y la longevidad, un cólico extraordinario, un caso de tenia, un aneurisma del labio inferior, la disentería, las aguas termales, el veneno animal, el tratamiento de diversos padecimientos de estas regiones, la quina o cascarilla, las aguas minerales, las virtudes de la coca, los pacientes de los hospitales de Lima, las medidas higiénicas para conservar la salud y para la preñez y otras curiosidades médicas. Estos temas han sido revisados recientemente.

En conclusión, el Mercurio Peruano fue un periódico cuya importancia radica en que junto con el concepto de Perú como nación se tocaron muchos temas, de los cuales algunos reflejaron parcialmente el interés de los médicos de la época, por lo menos de una élite de ellos. Y, en general, la participación de los médicos de la época como suscriptores fue escasísima.

El decimosegundo y último número del Mercurio Peruano salió el 31 de agosto de 1794. Las causas de su desaparición fueron económicas, principalmente la falta de suscriptores; la decadencia en la calidad de los artículos al agotárseles rápidamente la producción a los miembros, optándose por recibir otras colaboraciones que no siempre fueron de lo mejor; y, por último, se tiene indicios de que hubo cierta censura virreinal no obstante de la aprobación oficial para circular.

En las décadas siguientes aparecieron numerosos periódicos con alto contenido de ideas republicanas y en los cuales contribuyeron también los médicos. La mayoría de estos periódicos fue de existencia efímera, pero algunos de ellos como la Minerva Peruana, la Gaceta de Gobierno de Lima, El Verdadero Peruano, El Investigador, tuvieron una vigencia mayor. Estos periódicos ocasionalmente publicaron asuntos relacionados con la medicina nacional, cuyos contenidos aún no han sido bien estudiados. Médicos como Hipólito Unanue, José Manuel Valdés, José Gregorio Paredes, Miguel Tafur, Gabriel Moreno, José Pezet, el cirujano Bartolomé Alcántara y el médico romano Félix Devotti entre otros, dirigieron publicaciones y publicaron notas de encendido contenido republicano además de las propiamente médicas. Fue una época en que muchos de ellos fueron acusados de "hacer proposiciones heréticas", "tener libros prohibidos" y "leer libros vedados”.

El diario La Floresta, que apareció en 1831 y tuvo una breve existencia, debería ser considerado como el precursor de la prensa médica nacional, según opinión del Dr. Arias Schereiber, por la cantidad y calidad de referencias a varios aspectos de la medicina nacional.





EL MERCURIO PERUANO Y LA SOCIEDAD AMANTES DEL PAÍS


Hace algunos años, mi amigo, Palomino,el librero anticuario, cuando lo fui a ver a su librería me enseño un tomo de El Mercurio Peruano, enseguida mire la fecha, y efectivamente era el  primer número del Mercurio Peruano. Le dije a Palomino, que me llevaba toda la colección, y aquí la tengo en el lugar más importante de mi biblioteca, junto con otros libros muy antiguos de mi patria, que a través de mis viajes voy adquiriendo para hacer una gran biblioteca sobre temas peruanos, a diez mil kilómetros de nuestra Lima.
La prensa moderna irrumpió en la sociedad peruana en el siglo XVIII. Desde entonces, cimentó en la verdad y la justicia los fundamentos esenciales de la labor informativa y ha sido un elemento muy influyente en el desarrollo histórico del país.
El pensamiento Ilustrado en el Mercurio Peruano 1791-1794 es un estudio integral del Mercurio desde la perspectiva periodística.
Su influencia fue latinoamericana porque fue promotor y modelo de prensa para Quito, Santa Fe de Bogotá y la Habana. Además tuvo suscriptores en Guayaquil, México, La Paz, Buenos Aires, Santiago y Concepción; e incluso corresponsales en algunas de estas ciudades. El Mercurio tuvo un alto índice de lectura, de 10 a 15 lectores por ejemplar, similar al de El Comercio guardando las distancias históricas.
Es por eso que hoy voy a escribir sobre El Mercurio Peruano que fue un periódico bisemanal publicado en Lima entre los años de 1791 y 1795 y que fue ampliamente difundido por gran parte de Hispanoamérica hasta el siglo XIX. Fue editado por un grupo de jóvenes intelectuales pertenecientes a la Sociedad de Amantes del País, entre los que destacaron Hipólito Unanue, José Baquijano y Carrillo y José Rossi y Rubí. Fue la segunda publicación creada para Lima, pero aun así fue el más importante periódico editado en el Perú.
    El Mercurio Peruano es el periódico más importante de la Ilustración Peruana. Creado por un círculo de intelectuales jóvenes se publicaron entre 1790 y 1795 más de 400 números en los cuales se trató los asuntos más diversos. Sin embargo, es fácil resumir su tema principal: hacer conocer el Perú y ilustrar a los peruanos. Por eso, el Mercurio Peruano no sólo fue un gran periódico del Siglo de las Luces sino también el primer periódico netamente peruano.
El Mercurio Peruano de Historia, Literatura y Noticias públicas (así su título completo) fue creado en 1790 por la Sociedad Académica de Amantes del País de Lima. El fin de esta sociedad fueron las discusiones filosóficas y - sobre todo - la publicación del Mercurio Peruano. La mayor parte de los artículos se redactaron por miembros de la Sociedad aunque con el transcurso del tiempo, otros autores tenían cada vez más importancia. El periódico se publicó dos veces a la semana teniendo un tiraje entre 400 y 575 ejemplares, número bastante elevado para le época. Sin embargo, después de pocos años el Mercurio Peruano entró en crisis. No se podía mantener el alto nivel de los artículos y la financiación de la publicación se hacía cada vez más difícil. Cuando el Virrey Gil de Taboada retiró el apoyo económico, el Mercurio Peruano dejó de existir.
Los temas más importantes del periódico fueron la geografía, la historia, las ciencias (sobre todo medicina y historia natural) y la economía (comercio, minería y economía política ante todo). Ilustrar a los peruanos no sólo significó darles a conocer información sobre el Perú sino también ganarles para las ciencias y el razonamiento moderno. Por eso, en muchos artículos se explicaron nuevos inventos y la utilidad que iba a tener su aplicación en el Perú. Sin embargo, abrazar el pensamiento moderno no equivalió rechazar la religión católica. Al contrario, el Mercurio Peruano defendió un "catolicismo ilustrado" (p. 140) que frente a la Revolución Francesa se volvió muchas veces más católico que ilustrado.
Los artículos sobre el Perú publicados en el Mercurio Peruano constituyen hasta hoy una fuente básica para conocer el Perú a fines del siglo XVIII. De los muchos estudios sociales publicados destacan los sobre indios (precolombinos y amazónicos, sobre todo), sobre los negros y la esclavitud, sobre el rol de la mujer, sobre la importancia de la educación y sobre los pobres en el Perú. En los estudios económicos, la minería y el comercio ocuparon el rol central. Sorprende la poca importancia que se daba a la agricultura y a la artesanía y manufactura respectivamente.

El libro de Clément será por muchos años el estudio más completo del Mercurio Peruano. Efectivamente, quedan pocas preguntas para investigar sobre este periódico y su contenido. El estudio de Clément no pretende ser una investigación sobre el surgimiento del periodismo peruano, la Ilustración en el Perú y menos, de la emancipación peruana. Se limita estrictamente al análisis del Mercurio Peruano. Tocará a otros autores integrar este estudio excelente dentro de interpretaciones generales de la historia del Perú.
Ya bajo la época republicana, se editaron otras dos publicaciones con el mismo nombre, aunque con otro cariz:
Un diario de tendencia conservadora, publicado en Lima de 1827 a 1834 y de 1839 a 1840, y que tuvo entre sus colaboradores a José María de Pando, Felipe Pardo y Aliaga, José Joaquín de Mora  y José Pérez de Vargas.
En 1918 Víctor Andrés Belaunde fundo una revista mensual de ciencias sociales y letras, Después de su muerte continuó publicándose  y evolucionó desde un liberalismo racionalista hacia un catolicismo pugnaz.
El primer número apareció en enero de 1791 y, de allí en adelante, tuvo el carácter de bisemanario, circulando jueves y domingo. Fue producto de la nueva corriente de pensamiento de la época, llamada ilustración.
Mayormente, sus autores publicaban ideas liberales, pero con seudónimos para no ser identificados. Fue una publicación de gran influencia, con noticias acerca de lo que sucedía en las ciudades de Lima, Quito, Santa Fe y la Habana.
El Mercurio fue esencialmente un periódico de ideal. El libro descubre, desde las 3541 páginas de los 411 números, la similitud y el disentimiento con el pensamiento ilustrado de los europeos, así como la peculiaridad de la corriente en el Perú dieciochesco ya que estudia al periódico como parte de una sociedad, que influye en él, pero que también es influida por éste. Así como las ideas liberales de Unanue, Baquijano y  Rossi, en sus artículos se encontraban recomendaciones a los ciudadanos y a los miembros del país. Aun viviendo en la sociedad de la información, es importante conocer los aportes del Mercurio porque "la historia es principalmente una conciencia el pasado, de su realidad, pero también de su gravitación en nuestra vida contemporánea y futura".
En la primera plana del diario figuraba el nombre del mismo, también el nombramiento que era editada con superior permiso, hecho en la Imprenta Real, y tiempo después en la Imprenta de los Niños Expósitos.
No fue un órgano periodístico revolucionario, pero trató de influir en establecer que el Perú era una unidad geográfica, así como una búsqueda de identidad, sea humana o natural. Este tenía como objetivo que la sociedad se diera cuenta de lo importante que era el Perú, mencionado por primera vez con el nombre de "PATRIA", y a través de esa simple identificación se insinuó la idea del separatismo con respecto a la metrópoli.
El periódico tenía suscriptores en México, Guayaquil, La Paz, Buenos Aires y Santiago de Chile, entre otras ciudades hispanoamericanas. Los ejemplares eran ampliamente redistribuidos por muchos de los suscriptores, acrecentando su público lector. Cuando el sabio alemán Alexander von Humboldt pasó por Perú, se llevó a Europa una colección completa del periódico, algunos de cuyos artículos hizo traducir.
Por iniciativa de Carlos Cueto Fernandini, entre 1964 y 1966 la Biblioteca Nacional del Perú hizo una reedición facsimilar de los doce volúmenes que integran su colección; posteriormente les agregó un volumen de índices preparados por Jean-Pierre Clement (1979).
La Sociedad Amantes del País.- En el año de 1790 fue fundada en Lima La Sociedad Amantes del País,  por José Baquijano y Carrillo. Uno de sus principales iniciadores fue el milanés José Rossi Rubí, quien al establecerse en Lima (1786) conoció a José María Egaña, Demetrio Guasque e Hipólito Unanue. Luego de comprobar su común interés por las inquietudes intelectuales de la Ilustración, acordaron formar una Academia Filarmónica.

Ante una interrupción de las sesiones, dos años después los miembros renovaron sus tertulias nocturnas, aumentaron su número y decidieron presentar sus disertaciones por escrito. Se constituyó entonces una Sociedad Económica a semejanza de la que había en las Vascongadas, (País Vasco),  y de otras que se formaron en España en tiempos de Carlos III.
Solicitaron autorización para editar un periódico destinado a difundir las disertaciones académicas, titulado Mercurio Peruano (1791-1794). El propio virrey Francisco Gil de Taboada, le extendió su aprobación (19 de octubre de 1792), a la vista del "acierto e ilustración de las obras" insertas en sus páginas y "la aceptación general que han merecido", y nombró como su protector al alcalde de corte Juan del Pino Manrique.
Según los estatutos debía componerse de 30 académicos, 21 de ellos de Lima. Para ser socio debían pronunciar un discurso que sería aprobado por mayoría. Al incorporarse, el socio pronunciaba otro discurso. Los censores examinaban las producciones y las aprobaban para su publicación. Las armas de la Sociedad eran una pirámide con la inscripción “Patria et inmortalitate”.
Sus principales miembros fueron:
José Baquijano y Carrillo; conde de Vista Florida (Cephalio), presidente.
José Rossi Rubi (Hesperióphylo), vice-presidente.
Tomás Méndez Lachica (Teagnes), censor.
Gabriel Moreno, censor.
Hipólito Unanue  (Aristio), secretario.
José María Egaña (Hermágoras), tesorero.
Jacinto Calero (Crisyppo), editor.
Francisco Gómez Laguna (Thimeo).
Francisco Romero (Hypparco).
Jerónimo Calatayud (Meligario).
Ambrosio Cerdán y Pontero (Nerdacio).
Joseph Coquette y Fajardo.
José de Arriz.
Cayetano Belón.
Toribio Rodríguez de Mendoza
Vicente Mo rales Duárez.
José Francisco Arrese.
José Reymundo Álvarez Levano.
Julio Alejandro Melgarejo Bardales.
En la actualidad la Sociedad de Amantes del País ha logrado reconstituirse gracias al trabajo continuo de un grupo de destacados profesionales y jóvenes universitarios de las Universidades Católica, San Marcos, Lima, San Martín y la UNI, dirigidos por el catedrático Dr. Walter Brunke Ríos, actual Presidente de la Sociedad Amantes del País.


viernes, 29 de mayo de 2015

EL INCA BOHORQUES

Allá por el siglo XVII tuvimos en América un aventurero francés que se proclamó rey de la Araucania, y también a mediados de ese mismo siglo, hubo otro europeo que bajo el nombre de Inca Hualpa, decía descendiente en línea recta de Huáscar y Atahualpa. Así Aurelio I, como nuestro inca apócrifo, encontraron partidarios fieles entre los indios y pusieron en graves aprietos a los gobiernos.
Son muy pocos los datos que sobre el aventurero de ese siglo nos han podido suministrar los escritores de aquel tiempo, apenas alguno de ellos da la noticia de su trágico fin.
Cuenta don Ricardo Palma, que por aquellos años de 1655 en Potosí, antiguamente conocida como la Villa Imperial de Potosí― ciudad del sur de Bolivia, capital del departamento del mismo nombre . Se extiende a las faldas de una legendaria montaña llamada Sumaj Orcko (en quechua “Cerro Rico”), en la cual se situó la mina de plata más grande del mundo desde mediados del siglo XVI hasta mediados del siglo XVII, .que era a la sazón el emporio de la riqueza, se presentó Pedro de Bohorques, natural de Granada, un hombre astuto y emprendedor como su tocayo Francisco Clavijo de Bohorques, que quince años antes apareció en Lima, diciendo que había descubierto un país llamado Enim, donde el piso y las casas eran de oro;  las paredes de plata, y los muebles incrustados de piedras preciosas ¡Bonito país!.
El escritor argentino Lucio V. López, que hace de los Bohorques una sola persona, este don Francisco, era un embaucador de hombres y también de mujeres, con que su “marrullería” en el hablar y la gentileza de su persona  le conquistaron importantes fortunas. Era un injerto de “Cagliostro, Mesmer y Casanova. Era un mentiroso, hasta por los codos, “y como era el único que n aquel tiempo de la pajuela tenía fosforo en la imaginación, contaba con las enormes tragaderas de la naciente sociedad peruana para echar a rodar cada bola como un templo”. Era además, un brujo porque cuando le convenía, para entretenerse con las chicas, hacia dormir a las abuelas, madres, tías, con un par de puñados de aire que les echaba en la cara; solía anunciar temblores y la llegada de los galeones;  desaparecía  las piochas (adornos que las mujeres llevaban en la cabeza), del peinado de las damas; tragaba agujas, partía naranjas, que en lugar de semillas, escondían anillos; le sacaba al virrey las onzas del “chupetín”, o le extraía al alcalde de su nariz un par de huevos de gallina.
Para acometer la conquista del país Enim, logró en 1643, enrolar hasta  treinta españoles, azuzados por los vicios  y por la codicia y con ellos emprendió viaje  por la ruta de Tarma y Jauja. Pero tales fueron los escándalos, abusos, embaucamientos y extorsiones, que él y sus compañeros cometieron en los primeras cincuenta leguas de camino, que la inquisición por un lado y la Audiencia por otro mandaron apresarlo. Clavijo Bohorques fue llevado a Lima, donde se le enjuicio por ladrón, falsificador, embustero, sospechoso en materia de fe, Se dijo que había venido a las Indias, para deshonra de los andaluces. Se le desterró al presidio de Valdivia  y salio bien librado.
En cuanto a Pedro Bohorques, quien había vivido por un tiempo de dos años en Potosí, paso en 1657 a Salta y Tucumán, donde engaño a  los indios cachalquíes y las otras tribus, que lo paseaban en andas, con una escolta de ocho mil hombres que lo reconocían como hijo legitimo del Sol o Inca del Perú con el nombre de Huallpa.
Bohorquez se puso en relación los los jesuitas, que se encontraban por esas regiones catequizando a los indios y también haciendo su agosto. En un pricipio estuvieron de acuerdo en buena inteligencia, al poco tiempo vino el rompimiento, y Bohorques expreso su resolución  de ahorcar jesuitas, dándoles un plazo de tres días  si no se iban de los territorios sujetos a su imperial dominio.
Alarmados el Virrey, el gobernador de Tucumán  y la Audiencia de Chuquisaca por los acontecimientos que estaba armando el seudo inca Huallpa, despacharon contra los cachalquíes, una expedición, compuesta de sesenta arcabuceros, cuarenta jinetes,  cien infantes y dos cañoncitos pedreros, Hubo muchas escaramuzas , con éxito variado, corrió poca sangre, porque el Gobierno quiso entes de arriesgar una gran batalla, quiso parlamentar con Bohorques, fiando acaso más en los recursos de la diplomacia y de la intriga que en el poder de las armas. Después de las negociaciones, Pedro Bohorques se avino a volver a la civilización, dejando abandonados a sus vasallos, bajo el compromiso de residir en Lima, donde el Gobierno le asigno una mantención y se le dio el grado de Capitán.
A los pocos años de residir en Lima las autoridades buscaron un pretexto para romper el compromiso, o que en realidad  se hubiera vuelto a despertar la ambición  en Bohorques, “lo positivo es que una noche dio con su humanidad con la cartel de corte”. Se dijo que había llegado un chasqui de Chuquiavo con pliegos, en los cuales se decía que los calchaquíes se estaban alistando para un nuevo alzamiento que sería en todo el Perú, y que Bohorques estaba en contacto con varios caciques de los pueblos vecinos a la capital del virreinato. La Real Audiencia, no dudo antes de averiguar si todo esto era cierto, resolvió cortar por lo sano, haciendo desaparecer el pretexto por aquello que “muerto el perro se acabó la rabia”. Suprimiendo al Inca se mataba la revolución.
Como dijo el escritor argentino Lucio V. López  “Bohorquez, tuvo pues que entregar el rosquete al diablo”.

En 1667 fue ajusticiado con la pena del garrote en la plaza de Lima, y su cabeza estuvo por un año aireándose en el arco del Puente, con los otros caciques considerados los cómplices  de la rebelión.    

miércoles, 27 de mayo de 2015

LOS HISTORIADORES DE LA CIUDAD BLANCA


La historia de Arequipa fue escrita en diversos momentos por notables historiadores, desde Ventura Travada y Córdova hasta Guillermo Galdos Rodríguez y Eusebio Quiroz Paz Soldán, pasando por Mariano Ambrosio Cateriano, Santiago Martínez, Francisco Mostajo y Guillermo Zegarra Meneses.
Las páginas de la historia de Arequipa han sido escritas a través del tiempo por numerosos historiadores que, casi siempre en condiciones difíciles, hurgaron en el pasado en busca de respuestas a muchas interrogantes que plantea una ciudad dotada de atributos especiales. La fuerza telúrica de su gente, que hizo proverbial el coraje de los arequipeños, a la hora de las revoluciones, tal vez sea el rasgo más característico de su historia. En torno a este elemento cabe destacar el papel que cumplieron los arequipeños en la vida política del país, durante los siglos XIX y XX.
Dentro de la historia nacional, Arequipa ocupa un lugar importante, durante el periodo republicano. Fue artífice de varios movimientos populares que terminaron convirtiéndola en la ciudad caudillo. Su defensa de la legalidad hizo que sea considerada el “departamento de la ley”. Jorge Basadre dijo que Arequipa hasta 1867 fue la pistola que apuntaba al corazón de Lima. Que, a diferencia de la capital, la población arequipeña salía a las calles cuando doblaban las campanas para combatir en defensa del orden legal, de la regeneración del país o su moralización. Esto hizo que los arequipeños en el siglo XIX secundaran a los caudillos militares Domingo Nieto, Manuel Ignacio de Vivanco y Ramón Castilla. A ellos se suma el hombre del campo y la ciudad. Esta unión entre el chacarero y el profesional merece una explicación aparte.
¿Cómo se explica esta unión? En el mestizaje de los arequipeños podemos encontrar la primera respuesta. Hay una identidad y cultura mestizas que los vincula estrechamente. Arequipa fue una sociedad fundamentalmente mesocrática, formada por profesionales, agricultores y artesanos. El lugar común de encuentro fueron las chicherías, donde -como dice Sarah Chambers- no sólo se reunían para denostar del prójimo sino también para conversar de política. Allí muchas veces se gestaron las futuras revoluciones. El regionalismo es otra causa clave para entender la identidad del arequipeño. Sus costumbres y tradiciones. Su reacción contra el centralismo limeño. Los une también un profundo sentimiento religioso.
Entre los historiadores, debemos mencionar a los cronistas de la conquista, que dieron testimonio de Arequipa en los albores del periodo colonial. Pero fue Ventura Travada y su obra el “Suelo de Arequipa convertido en cielo”, el primero en elaborar la historia “primigenia” de la ciudad. Le siguieron las obras del arcediano Francisco Javier Echeverría y Morales, del cura Juan Domingo Zamácola y Jáuregui y del deán Juan Gualberto Valdivia.
Otro notable historiador arequipeño del siglo XIX fue Mariano Ambrosio Cateriano, que aportó importantes investigaciones sobre los Obispos de Arequipa. Fue magistrado y prestigioso orador, pero sobre todo histo¬riador, como lo demuestra Eusebio Quiroz Paz Soldán en el estu¬dio preliminar del libro que, a propósito de las obras de Cateriano, publicó la Universidad Nacional de San Agustín en 1998. Entonces sostuvo lo siguiente: “Cateriano es un historia¬dor, antes que nada; y su obra, en conjunto, resiste el examen de la crítica historiográfica”. Por su parte, Víctor Sánchez – Moreno Bayarri lo ubica en la generación de historiadores mistianos per¬tenecientes al siglo XIX y principios del XX, cuyo aporte acre¬cienta las fuentes relativas al pasado colonial de Arequipa.
La lista comprende además a personajes como Jorge Polar, Ladislao Cabrera Valdés, R.P. Víctor M. Barriga, canónigo Santiago Martínez, Francisco Javier Delgado, Víctor N. Benavente, Pedro José Rada y Gamio, Francisco Mostajo, Arturo Villegas Romero, Guillermo Zegarra Meneses, Manuel J. Bustamante de la Fuente, R.P. Leonidas Bernedo Málaga, Artemio Peraltilla Díaz, y otros más.
En el siglo XX, es notable la producción historiográfica del canónigo Santiago Martínez. Tenía un hermano gemelo que colaboraba con él. Se llamaba Gregorio Martínez Cornejo. Era canónigo honorario y párroco del Sagrario. “Los hermanos Martínez (ha dicho Artemio Peraltilla Díaz) tienen el mérito de haber hecho labor de hormiga en todos los archivos notariales y principalmente, el de la curia de Arequipa, de donde han extraído importantes referencias para la historia y nexos de afinidad con los que han elaborado infinidad de genealogías; aunque algunas veces fueron defraudados por la bondad de su lógica”.
Por su parte el Licenciado Álvaro Espinoza de la Borda manifiesta que “la obra de Martínez, desde una óptica diferente vino a llenar un vacío en cuanto al conocimiento de los personajes que forjaron la historia de Arequipa. Sus once libros eran el fruto de un arduo y cuidadoso trabajo investigativo, en el que contó con la invalorable ayuda de su hermano”.
A su muerte, el diario “El Deber” del 8 de mayo de 1947, dijo lo siguiente sobre él: “Como historiador, Monseñor Martínez ha sido una de las figuras de más alto relieve que ha contado Arequipa en las letras, investigador incansable, no desmayó un instante para sacar a luz sus obras y así lo veíamos en su escritorio, hojeando protocolos, periódicos y revistas.
Escritor y polemista, supo mantener con prestancia la luminosa trayectoria de los grandes historiadores religiosos que han estructurado la vida colonial de Arequipa. Colocado junto con Echevarría, Travada y Córdova, Zamácola, Juan Gualberto Valdivia, Monseñor Martínez tuvo la enorme empresa de publicar con su peculio más de diez obras que hoy sirven de consulta en las bibliotecas”.
El R. P. Víctor M. Barriga fue otro destacado investigador que tuvo el apoyo económico del Concejo Provincial de Arequipa, cuando era alcalde Alberto Rey de Castro, para publicar los “Documentos para la historia de Arequipa”. En una entrevista concedida a reporteros del diario “El Deber” el 27 de junio de 1938, el R. P. Víctor M. Barriga O. de M. dio importantes datos sobre la publicación de su libro la “Historia de Arequipa”.
Traslademos algo de aquel reportaje: “Con motivo de la subvención que ha acordado el Consejo Provincial para la edición del primer volumen, estuvimos a visitarlo el día de ayer. Para ello nos trasladamos al Colegio de la Merced, del cual es Director siendo recibidos por él e invitados a pasar a su celda en donde tiene instalado su gabinete de trabajo”.
Afirmaba Barriga: “Mis deseos de servir a la ciudad con motivo de su próximo centenario, se han visto de ese modo apoyados por la institución edilicia, que preside el doctor Alberto Rey de Castro. Si la decisión adoptada se hubiese hecho con mayor anticipación, Arequipa, habría contado para las fiestas centenarias, con la historia sobre la cual numerosas opiniones se han vertido”.
Preguntado sobre cuántos documentos ha de publicar en el primer volumen y de qué trata. “Alrededor de doscientos -nos dice- y la documentación arranca desde la Villa Hermosa del Valle de Camaná, entre cuyos pobladores Francisco Pizarro, hizo el primer reparto de Encomiendas de todo lo que comprende la circunscripción actual del Departamento de Arequipa; los trámites que se hicieron en Camaná y el traslado de su población a la fundación de Arequipa. Aquí, donde el acta de fundación, títulos de ciudad, escudo de armas, reparto de tierras, estancias y solares. Las cédulas reales y provisiones en favor de la ciudad y sus habitantes, la intervención de estos en las primeras guerras civiles, aranceles de tambos y alcabalas, reglamentaciones edilicias; las primeras construcciones de templos, puentes y caminos; títulos de nombramiento de los primeros Corregidores Alguaciles; Corregidores y protectores de indios; informaciones de servicios de los personajes principales, informaciones de indios de mita. Poderes especiales y las actas principales de los libros de Cabildos, títulos de mayorazgo; en fin, cuanto sea de importancia para la historia de Arequipa y su Departamento”.
Le preguntaron de dónde obtiene su documentación y respondió: “Es descifrada de los viejos protocolos existentes en los archivos del municipio, de las notarias locales y del Archivo General de Indias de Sevilla, trascritos literalmente a fin de que no pierdan su mérito y sean apreciados en sus pormenores”.
Y es a propósito de la labor del investigador, que dice: “Bien saben Uds. que la investigación es labor ardua y pesada al mismo tiempo, se necesita mucha fuerza de voluntad para pasar las horas con la vista fija en vetustos y polvorientos infolios, escudriñando en ellos los secretos del pasado”.
Realizó investigaciones en archivos europeos, peruanos y bolivianos y como resultado de ellas publicó Biblioteca Arequipa, en 11 t., aparecidos entre 1939 y 1955; Los mercedarios en el Perú en el siglo XVI (1933-1954; 5 t.); Mercedarios ilustres en el Perú (1943-1953; 4 t.); El templo de La Merced de Lima (1944) y un gran número de artículos en revistas y periódicos nacionales y extranjeros, particularmente en el diario arequipeño “El Deber” del que fue director ocho años.
En el caso de Francisco Mostajo, es uno de los más prolíficos historiadores arequipeños, que aborda temas de investigación tan variados como la historia de las ideas en Arequipa, sus instituciones y personajes vinculados a la tradición jurídica de Arequipa. El mismo, en una entrevista para el diario “Noticias” del 24 de noviembre de 1949, definió así su trayectoria intelectual: “Soy fundamentalmente periodista de combate y a través del periodismo, soy poeta, historiador y hasta abogado”. Y agregó: “Antes de entregarme a la lucha (1900) escribí mi primer artículo histórico, pero inmediatamente arrojé a aquella mi alma con todas sus potencias. Fue en un paréntesis de esa lucha, en que por asco de las miserias del presente, volví la vista al pasado de mi pueblo, y desde entonces sostenidamente lo investigo y estudio”.
Pero también debemos mencionar a la generación de historiadores posteriores a Mostajo. Como, por ejemplo, Guillermo Galdos Rodríguez, Alejandro Málaga Medina y Eusebio Quiroz Paz Soldán. Igualmente a los sociólogos Juan Guillermo Carpio Muñoz y Héctor Ballón Lozada; a los arqueólogos Máximo Neira Avendaño, recientemente fallecido, y Eloy Linares Málaga. Todo ellos distinguidos maestros e intelectuales.
De reconocida trayectoria intelectual, fue el doctor Guillermo Galdos Rodríguez historiador por antonomasia, que dedicó parte importante de su vida a estudiar el pasado colonial de Arequipa. Fue autor de obras tan importantes como “La Rebelión de los Pasquines” (1967), “Una ciudad para la historia, una historia para la ciudad. Arequipa en el siglo XVI”, “El puquina y lo puquina”. Coautor de la “Historia General de Arequipa” y de la “Academia Lauretana de Ciencias y Artes de Arequipa”. Fue por muchos años Director del Archivo Departamental de Arequipa. Al igual que Alejandro Málaga Medina, en el Archivo Arzobispal de Arequipa, hizo un notable trabajo de conservación documental de fuentes históricas coloniales y republicanas. Como también hay que destacar la obra de Guillermo Zegarra Meneses, elogiado por el propio Jorge Basadre, por su obra “Arequipa en el paso de la Colonia a la República. Visita de Bolívar”. Pero también por haber fundado el Museo Histórico Municipal de Arequipa.
Tampoco debemos dejar de mencionar a los historiadores nacionales y extranjeros que se ocupan de Arequipa en importantes obras de reciente publicación: Efraín Trelles, Alberto Flores – Galindo, Sarah Chambers, Kendall Brown, Bernard Lavallé, etc.
Desde los “Fragmentos para la historia de Arequipa” del deán Valdivia, pasando por la “Historia Sintética de Arequipa” de Víctor N. Benavente, hasta llegar a la monumental “Historia General de Arequipa” escrita por Máximo Neira Avendaño, Guillermo Galdos Rodríguez, Juan Guillermo Carpio Muñoz y Eusebio Quiroz Paz Soldán, se vienen haciendo meritorios esfuerzos por abarcar todos los periodos de nuestra historia.
Mención aparte merece el historiador Eusebio Quiroz Paz Soldán. Su valioso aporte a la historia local, lo ubica entre los pocos estudiosos del periodo republicano.
Esforzado en la difícil labor de investigar, Eusebio Quiroz es ejemplo de consecuencia con su vocación de maestro e historiador. Maestro en el aula y fuera de ella. Lleva en el alma el sello sublime de los espíritus generosos.
El derrotero está prácticamente trazado, corresponde ahora a la nueva generación de historiadores locales ampliar y complementar muchas de esas meritorias investigaciones.

LA CATEDRAL DE OVIEDO


La Catedral de Oviedo tiene sus orígenes en Basílica construida por el rey Alfonso II, el Casto (791-842) bajo la advocación de San Salvador. Edificada sobre las ruinas de una iglesia anterior levantada por Fruela I, en el año 765 y destruida en el 795 por los árabes. También fue Alfonso II quien propició la construcción de la Iglesia de Santa María y el palacio regio, situados al Norte y Sur, respectivamente, de la primitiva basílica de San Salvador que con las sucesivas ampliaciones de la catedral fueron absorbidas, integrando en la nueva arquitectura la antigua capilla palatina, la Cámara Santa.
Durante el siglo XIV comienza la construcción de la Catedral Gótica demoliéndose la anterior basílica románica y prerrománica, Siendo obispo Gutierre de Toledo (1377 – 1389), la obra recibe un impulso definitivo. La construcción se finaliza a mediados del siglo XVI, con el remate de la torre, ya en un gótico tardío.
La construcción de la actual catedral dura unos cuatrocientos años, con especial intensidad durante el siglo XV, época en que domina el estilo conocido como gótico florido o flamígero.
El edificio se distribuye en tres naves, la central mayor y las laterales con capillas entre los contrafuertes, precedidas por un pórtico. El destacado crucero imprime forma de cruz latina a la planta, coronada por una cabecera poligonal en el crucero  imprime forma de cruz latina a la planta, coronada por una cabecera poligonal en la que se imprime la girola. La articulación vertical del muro, mediante arcos apuntados para separar las naves, un triforio ciego y un claristorio con vidrieras decorativas. Todo el templo (naves y capillas) está cubierto con bóvedas de crucería, entre las que destacan las ochavadas de la nave mayor.
Como ya se ha señalado, la Catedral de Oviedo tiene sus orígenes en la basílica construida por el Rey Alfonso II, el Casto (791 – 842) bajo IX, enriqueció el tesoro catedralicio con la donación de la Cruz de la Victoria. Trasladada la corte a León en el siglo X, los sucesivos monarcas siguieron enriqueciendo la basílica con sus donaciones. Alcanzó gran prestigio durante La Edad Media, mereciendo  el calificativo  de Sancta Ovetensis, siendo la cita obligada dc peregrinos y devotos. A esta época pertenecen el apostolado de la Cámara Santa y la Torre Vieja, ambas de estilo romántico.
Construida a comienzos del siglo XII fue campanario de San Salvador  hasta la construcción de la torre gótica..
La Capilla de San Miguel (Cámara Santa),  fue reformada en el siglo XII,, sustituyendo la antigua cubierta por una bóveda de cañón, sustentada sobre arcos fajones que se apoyan sobre dobles columnas. Las esculturas que adornan esta capilla son consideradas una de las mejoras obras y muestras del románico, de las tallas presentes la más importante es la de El Salvador, talla románica probablemente realizada para presidir el altar mayor de la catedral. Fue muy venerada por los peregrinos, que le atribuyeron numerosos milagros.
La Sala Capitular (finales del siglo XIII) tiene forma cuadrada y está cubierta por una bóveda sobre trompas. Dos rosetones iluminan la estancia. En esta sala se expone la sillería gótica del antiguo coro, mandada construir por el Obispo D. Juan Arias del Villar hacia 1498 y que es obra de artistas flamencos. También se encuentra el Retablo de las Lamentaciones, obra en piedra del siglo XV.
El Claustro gótico (siglos XIV y XV), sustituyó a uno anterior (románico, siglo XII). Adornado con iconografía que abarca temas profanos y religiosos, leyendas medievales e incluso motivos específicamente asturianos, como la lucha de Favila con el oso. Sobre la arquería gótica se alzó un balconaje a principios del siglo XVIII, obra del arquitecto Francisco de la Riva, que no desentona del conjunto y donde se localiza el Museo de la Iglesia. En el muro sur del Claustro se abre la Puerta de la Limosna, realizada a finales del mismo siglo.
La Cabecera (1382-1412) es pentagonal, precedida de tramo recto. Tiene triforio, y sobre éste cinco grandes ventanales apuntados, de diseño interior calado por tracerías. Se cubre con bóveda nervada, contrarrestada al exterior por cinco grandes contrafuertes rematados en pináculos.
El Portico está formado por tres arcos, de diferente tamaño,  que tiene su correspondencia en las naves del templo. El muro y las arquivoltas, así como el parteluz del arco central, aparecen decorados con nichos o peanas para colocar unas esculturas que nunca se realizaron. Bóveda de crucería y arcos de ojiva tendente ya al semicírculo. Todo dentro del más puro estilo gótico florido. Su altura total es de sesenta metros.
El Retablo Mayor (1512 – 1531) se sitúa en el ábside de la catedral, adaptándose a la forma poligonal de su planta. Su estilo oscila entre el gótico flamígero y el Renacimiento. Se considera uno de los mejores retablos góticos españoles junto a los de Sevilla y Toledo. Fue realizado por Giralte de Bruselas y Juan de Balmaseda entre 1511 y 1530.
La girola o deambulatorio. Se levantó hacia la mitad del siglo XVII, encargándose la obra a Juan de Naveda. Tiene forma heptagonal formándose entre los primitivos contrafuertes pequeñas capillas de testero plano, adornadas con retablos barrocos de influencia italiana. La imaginería de la Girola se ha atribuido generalmente a Meana, excepto la imagen de Santa Eulalia, obra del salmantino Carnicero.
La Sacristía Nueva se añadió en 1733, y su constructor fue Francisco de la Riva Ladrón de Guevara, que también levantó el recrecido del piso alto del claustro y la fachada de éste hacia la Corrada del Obispo. La planta del recinto es de cruz latina, los brazos cubiertos por bóvedas de cañón y el centro rematado con una cúpula elevada sobre tambor con fresco de la Asunción pintado por Francisco Martínez Bustamante. Toda la sacristía se encuentra ornamentada con obras pictóricas de distintas épocas.
Capilla de Santa Barbara fue construida a petición del obispo D. Bernardo Caballero Paredes en 1658, con la doble finalidad de recoger las reliquias de la Cámara Santa y servirle de panteón funerario,  (voluntad del obispo que no fue cumplida en ninguno de los dos casos).
La Capilla de Velarde fue fundada por el abad de Tuñón D. Andrés Vázquez de Prada y encomendada a la Casa de Velarde, Condes de Nava. En ella figuran las inscripciones funerarias de D. Joaquín M. F. Velarde, doña Ramona Velarde y su hija, de mediados del siglo XIX. El retablo, es una de las mejores obras de Alonso de Berruguete, que la talló a su vuelta de Italia, entre 1540 y 1550.
La Capilla de Covadonga fue originariamente construida para albergar los restos del Obispo D.Gutierre de Toledo y dedicada a San Idelfonso. Hubo de ser destruida al levantar la girola. En la actualidad se venera en ella a la Virgen de Covadonga y donde se encuentran los restos de Melchor García Sampedro. Tras el retablo se encuentra la puerta, hoy tapiada, por la que se descendía desde la torre de San Miguel del Palacio de Fruela I a la Catedral.
La Capilla del Rey Casto tiene su acceso por una portada gótica, del siglo XV. La capilla se estructura en tres naves, siendo muy estrechas las laterales. En el crucero, un gran cimborrio octogonal que reposa sobre pechinas decoradas con las efigies de monarcas asturianos. En esta capilla se entremezclan elementos góticos, clásicos y barrocos. Al fondo de la capilla se encuentra el Panteón de los Reyes. Esta estancia barroca se destinó como panteón real de la monarquía asturiana, sustituyendo a uno anterior levantado por Alfonso II. Merece destacarse el Sarcófago de Itacio. con los elementos decorativos tardorromanos y orientalizantes.
La Capilla de losa vigiles fue construida a petición del D. Juan Vigil de Quiñonez, obispo de Segovia en el siglo XVII. Es obra de Carreño y de Fernández de la Vega..
La Capilla de Santa Eulalia fue construida  sobre planta de cruz griega con una gran cúpula plagada, como el resto de la capilla de elementos decorativos barrocos. Sobre las pechinas que sustentan la cúpula se narra el martirio de la Santa. En el centro, un baldaquino destinado a guardar la urna con las reliquias de Santa Eulalia, patrona de la diócesis de Oviedo.

LA CRUZ DE LOS ÁNGELES


La Cruz de los Ángeles es una cruz relicario en forma de cruz griega, que se encuentra depositada en la Cámara Santa de la Catedral del San  Salvador de Oviedo, en el Principado de Asturias
Fue realizada a principios del siglo IX y, según consta en una incincripción colocada en el reverso de la cruz, en el año 808 fue donada a la catedral ovetense por Alfonso II el Casto, rey de Asturias
La Cruz de los Ángeles aparece en el escudo de Oviedo.
La Cruz de los Ángeles fue donada a la Catedral de San Salvador de Oviedo por Alfonso II el Casto, rey de Asturias, el año 808, según consta en una inscripción colocada en el reverso de la cruz. Numerosos autores señalan la posibilidad de que el rey donase la cruz con motivo de la consagración del nuevo templo dedicado a San Salvador en la ciudad de Oviedo.
Diversos autores han relacionado la leyenda sobre su origen, que afirma que la cruz fue realizada por dos ángeles que tomaron la forma de peregrinos, con una realidad oculta que, en su opinión, podría esconderse tras la leyenda.Dicha realidad es que, en opinión de diferentes expertos, la Cruz de los Ángeles no se corresponde, ni por la técnica con que fue elaborada, ni por su tipología, con las cruces elaboradas por los orfebres visigodos, pero sí se relaciona VII y IX . Según esta teoría, la cruz habría sido realizada por artistas de procedencia lombarda, que posiblemente habrían viajado al reino de Asturias  por voluntad del emperador Carlomagno quien mantuvo buenas relaciones con Alfonso II de Asturias. De ese modo quedaría explicada la desaparición de los ángeles, que desaparecieron tras haber realizado la cruz, como un retorno a sus lugares de origen.
En 1934, durante la Revolución de Asturias, la Cámara Santa de Oviedo fue dinamitada por los revolucionarios, y las reliquias y objetos allí conservados, incluidas la Cruz de los Ángeles, el Arca Santa y la Caja de las Agatas, sufrieron graves desperfectos y hubieron de ser restaurados  en 1942. No obstante, la restauración de 1942 ha sido considerada por diversos historiadores como una violación de los principios arqueológicos, artísticos e históricos, pues en algunos casos los daños fueron reparados sin tomar las precauciones que posteriormente permitieran diferenciar los elementos originales de los añadidos.
En 1977 se cometió un robo en la Catedral de Oviedo. La Cruz de los Ángeles fue sustraída y posteriormente recuperada. No obstante, y debido a los graves desperfectos que sufrió, la cruz hubo de ser restaurada por la Comisión para la restauración de las Joyas Históricas de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, presidida por el presidente del cabildo catedralicio ovetense, y creada para reparar los daños causados por el robo de 1977. La comisión entregó la Cruz de los Ángeles y la Caja de las Ágatas a la catedral, después de haber sido restauradas  el 14 de septiembre de 1985, y ambos objetos volvieron a la Cámara Santa de Oviedo  
Una leyenda, recogida en su obra por el obispo Lucas de Tuyrefiere que Alfonso II el Casto, rey  de Asturias, se mostraba deseoso de donar a la iglesia a la iglesia de San Salvador de Oviedo una cruz de oro y piedras preciosas, y que un día, después de haber asistido a misa, y tras haber llegado al palacio real, se le aparecieron dos ángeles, en forma de peregrinos, que comunicaron al rey que eran orfebres. El rey, según recoge la leyenda, les entregó oro y piedras preciosas, y les proporcionó una casa a fin de que pudieran trabajar sin ser molestados. No obstante, el rey quería averiguar a qué clase de individuos había entregado su oro y piedras preciosas y, por ello, envió a varios individuos, uno tras otro, para que viesen lo que hacían los orfebres.
Los servidores del rey, al llegar a la casa donde trabajaban ambos orfebres, observaron que en el interior de la morada había un gran resplandor que impedía contemplar lo que allí ocurría, y fueron a informar al rey, que fue a la casa donde habían trabajado los orfebres y la halló vacía, aunque en ella estaba una cruz que brillaba intensamente. Alfonso II el Casto tomó la cruz y, según refiere la leyenda, la llevó a la iglesia de San Salvador, donde la depositó en el altar.
Dicha leyenda propició que la cruz fuera conocida como la Cruz de los Ángeles.
La Cruz de los Ángeles es de tipo griego y de forma patada. La longitud de sus cuatro brazos es casi idéntica, y todos ellos parten de un disco colocado en el centro de la cruz. Las medidas de la cruz son de 465 mm. de alto por 450 mm. de ancho y 25 mm. de grosor. El peso de la cruz es de 1.765 gramos y el disco central de la misma mide 85 mm. de diámetro.
Está formada por dos piezas de madera de cerezo silvestre, unidas en el centro de la cruz mediante un disco central, forradas con una delgada lámina de oro sujeta mediante pequeños clavos elaborados también con oro. En cada uno de los brazos de la cruz hay una pequeña cajita insertada, destinada a guardar diversas reliquias, y cada una de las cuatro cajitas cuenta con su correspondiente tapa corredera.
El anverso de la cruz está adornado con cuarenta y ocho piedras, en forma de cabujón, siendo cinco de ellas entalles de época romana reutilizados, y también está ornada con labores de filigrana que incrusta pedrería polícroma. Algunas de las piedras son semipreciosas, como granates y ágatas.
El reverso de la cruz está recubierto con una lámina lisa de oro, y en cada uno de los cuatro brazos de la cruz aparece una inscripción en letras de oro. Asimismo, en cada uno de los cuatro extremos de la parte posterior de la cruz hay una gema rodeada por dos círculos de pequeñas piedras. En el disco central del reverso había un camafeo romano de ágata, rodeado por un círculo con perlas y pedrería. No obstante, dicho camafeo fue sustituido por otro, realizado en Alemania, tras el robo de 1977.
De los camafeos romanos incrustados en la cruz, uno de ellos representa a una joven campesina romana, otro a la diosa Atenea, otro muestra una cabeza caprina con cuerpo de serpiente , y otro a Eneas abandonado en la ciudad de Troya.
Aunque en numerosas versiones heráldicas la Cruz de los Ángeles aparece representada con las letras alfa y omega colgando de los brazos de la cruz, los expertos en historia del arte aún no han alcanzado un acuerdo sobre si de la cruz colgaron alguna vez dichos símbolos en el pasado.
Una de las inscripciones colocadas en el reverso de la cruz señala la fecha en que fue realizada, el año 808 de la era cristiana, y el nombre del donante, que fue el monarca Alfonso II el Casto. En el reverso de la Cruz de los Ángeles se encuentran soldadas las siguientes leyendas, compuestas a partir de letras de oro:
·         Brazo superior:
"SVSCEPTVM PLACIDE MANEAT HOC IN HONORE DI OFFERT ADEFONSVS HVMILIS SERVVS XPI"
·         Brazo derecho (brazo izquierdo del observador):
"QVISQVIS AVFERRE PRAESVNSERIT MIHI FVLMINE DIVINO INTEREAT IPSE"
·         Brazo izquierdo (brazo derecho del observador):
"NISI LIBENS VBI VOLVNTAS DEDERIT MEA HOC OPVS PERFECTVM EST IN ERA DCCCXLVI"
·         Brazo inferior:
"HOC SIGNO TVETVR PIVS HOC SIGNO VINCITVR INIMICVS"
Las inscripciones colocadas en el reverso de la cruz, traducidas al castellano, vienen a decir
·         "Permanezca en honor de Dios esto, realizado con complacencia. Alfonso, humilde siervo de Dios, lo ofrenda. Cualquiera que presumiere llevarme fuera de donde mi buena voluntad la dedicó, perezca espontáneamente con el rayo divino. Esta obra se concluyó en la era DCCCVIII (año 808). Con este signo es protegido el piadoso. Con este signo es vencido el enemigo."

LA DELINCUENCIA Y SEGURIDAD CIUDADANA EN EL PERÚ


La Seguridad en estos últimos años ha cobrado vital importancia en las Políticas de Estado, pues se está viendo afectada uno de las principales derechos del hombre "el derecho de vivir en paz" en condiciones adecuadas para su desarrollo. Pero quizá la problemática específica en este tema de Seguridad Ciudadana está en lo urbano más que en lo rural, vinculado principalmente con el aumento de la delincuencia, alarmantes cifras de homicidios, robos, afectando el normal desarrollo del Capital Humano.

Por esta razón nos parece interesante plantear un tema de esta magnitud, realizando así un análisis de la Delincuencia Común, sus principales actores, su dinámica, y sus consecuencias.
Con el presente trabajo pretendemos contribuir al mejor conocimiento de la situación delincuencial en el Perú, a pesar de las limitaciones y posibles errores de este proyecto de investigación.
La criminalidad y violencia en el mundo constituyen en la actualidad un problema político social de primer orden, que exige la necesidad de implementar medidas Concretas para disminuir la violencia urbana en las principales ciudades del país, en particular contra la delincuencia común, cuyos efectos los padece transversalmente toda la población.
Esta violencia obedece a muchos factores causales de índole socioeconómico y cultural, donde la familia, la escuela, la comunidad y los medios de comunicación constituyen espacios de socialización muy importantes; sin embargo, éstos históricamente no han articulado una clara orientación de sus objetivos, contribuyendo a una débil formación ciudadana.
La criminalidad y la delincuencia urbana es una de las manifestaciones más notorias de la violencia contemporánea. Las ciudades enfrentan altas tasas de delincuencia que amenazan los sentimientos de seguridad de la población. Vernos libres de la delincuencia, gozar de un ambiente de tranquilidad, estar protegido contra la violencia en el hogar y en la calle, lograr que las ciudades sean más seguras son ingredientes indispensables para un desarrollo sostenido.
Históricamente las ciudades siempre han sufrido en mayor o menor dimensión los avatares de la violencia, pero hoy en día, por la incidencia de muchos factores estructurales como la desocupación, falta de empleo, las migraciones, la pérdida de valores, etcétera, han elevado sus índices tornándose más agresivas y temerarias.
¿Cuál es el impacto de la participación de la ciudadanía en la seguridad ciudadana en el Perú?
Demostrar que a través de los nuevos enfoques de prevención del delito, los que prevalece la participación de la sociedad,  existe una mayor probabilidad de éxito en el combate a la delincuencia.
Analizar si la participación ciudadana, forma parte de una nueva política criminal.
• Comparar, los métodos tradicionales de procuración de justicia  con los nuevos modelos de seguridad ciudadana.
•Criticar, los modelos tradicionales de procuración de justicia.
Actualmente la participación en las estructuras sociales como lo es la previsión contar la delincuencia es de vital importancia, ya que se trata de una necesidad histórica pues refleja que el hombre es actor y artesano de su vida social, pero sobre todo refleja el ejercicio de un derecho fundamental, sin el cual no podrá hablarse de democracia.
Dicha participaciones ha traducido en la aparición de nuevos enfoques de seguridad que se distinguen de los sistemas tradicionales de prevención y represión, pues en los primeros se encuentra una participación activa de la sociedad y en los segundos se trata de las soluciones clásicas establecidas únicamente por las autoridades.
Por lo que es importante fomentar esta participación ciudadana como parte de una política criminal, a fin de disminuir los índices de delincuencia y eliminar el sentimiento de inseguridad pero principalmente para regular los alcances de la participación ciudadana, evitando la justicia por propia mano, a fin de reguardar los derechos fundamentales mediante la preservación de un estrado de derecho, beneficiando a todos y cada uno de los individuos ya que la seguridad es pilar fundamental para la sobrevivencia y progreso de toda sociedad civilizada y la razón de la existencia del estado.
Con el advenimiento de la crisis económica en la década del ochenta, se cierra una época, en la cual el crecimiento económico y las características del estado de bienestar permitieron un incremento de la participación de ciertos segmentos importantes de la población.
Hoy, la situación es diametralmente opuesta. Frente a la crisis económica, a las políticas de ajuste implantadas, a los procesos de modernización estatal y a la apertura económica, se observa el aumento de las violencias urbanas y el deterioro ambiental, con lo cual no solamente se ha generalizado la inseguridad social y económica, sino que también se ha incrementado la inseguridad ciudadana y ambiental.
En este contexto, América Latina se ha convertido en uno de los continentes más violentos del mundo, si nos atenemos a las tasas de homicidios.
La violencia crece en las ciudades a un ritmo superior a la urbanización, convirtiéndose en uno de los factores más importantes de la calidad de vida de la población urbana. No hay dominio de la vida citadina donde las violencias no hayan penetrado dejando efectos devastadores.
El mundo urbano es el modo de vida fundamental para la mayoría de los latinoamericanos y, en este contexto, la violencia comienza a marcar las relaciones entre sus habitantes: inseguridad, desamparo, agresividad, autodefensa, etc., con lo cual la población restringe su condición de ciudadanía y la ciudad disminuye su cualidad de espacio público por excelencia.
América del sur es la región donde se presenta un índice de criminalidad bastante alto. Este índice se mide por la tasa de homicidios ya que es una cifra relativamente fácil de registrar. La criminalidad alta, más de 10 homicidios por cada 100.000 habitantes, se da en ciudades de El Salvador, Brasikl, Colombia, Guatemala, México. Otros de criminalidad baja, con 0.5 y 5 homicidios por cada 100.000 habitantes como las ciudades de Costa Rica, Chile y Uruguay.
En el Perú, como en el resto de América Latina, buena parte del debate público acerca de cómo enfrentar la inseguridad gira en torno de cómo hacer más eficaz y más severa la pena de los hechos delictivos. Como si la única respuesta posible fuese encerrar a un número cada vez mayor de jóvenes; como si las cárceles no estuvieran ya abarrotadas y sobre pobladas. No cabe duda de que cualquier política de seguridad pública debe contemplar el fortalecimiento del sistema penal, para hacer que las instituciones que lo integran sean más eficientes. Pero restringir las políticas públicas de seguridad al ámbito de lo penal, y, peor aún, pretender resolver los problemas incrementando las penas para que el mayor número de conductas se castiguen con cárcel (y con el mayor número posible de años de encierro), es un grave error. Es el error al que conducen las llamadas políticas de "mano dura".
Tres son las principales formas de prevención:
La primera, la situacional, tiene por objeto reducir los incentivos para el delito al aumentar las dificultades y los riesgos para el delincuente. Un candado, una reja, una alarma son los típicos instrumentos a través de los cuales se hace prevención situacional. También se logran similares propósitos cuando se ilumina una calle peligrosa, se clausura un local donde se expenden bebidas alcohólicas ilegalmente y se restablece el orden en el escenario urbano
La segunda es la social, y persigue actuar sobre las condiciones que dan pie a los hechos delictivos, los llamados factores de riesgo. Mientras que la prevención situacional actúa sobre el entorno, la social lo hace sobre las circunstancias que pueden llevar a alguien a delinquir. Los factores de riesgo más conocidos son el alcohol, las drogas, y las armas de fuego. El trabajo con jóvenes o niños de la calle es otra forma de hacer prevención social. En el Perú, Cedro tiene una experiencia muy rica y alentadora con estos grupos especialmente vulnerables; sin embargo, la acción del Estado es casi inexistente.
La tercera forma de prevención es la comunitaria, que combina aspectos de las dos primeras, pero que lo hace desde el involucramiento de la comunidad. Es gracias al papel que esta juega que se identifican las circunstancias del entorno que favorecen el delito y los factores de riesgo, así como a los grupos vulnerables que es necesario atender prioritariamente.
Para enfrentar estos problemas, tanto en lo social y preventivo cuanto en lo represivo, se requiere no solo liderazgo es decir, ganas de ejercer la autoridad de que se está investido—, sino también más y no menos Estado. Por donde uno va se encuentra con comisarías abandonadas, patrulleros malogrados, policías desmotivados y desinformados, jueces desprotegidos y sobrecargados de trabajo, maestros exclusivamente preocupados por la negociación del próximo pliego de reclamos. Sin funcionarios e instituciones públicas no puede haber políticas públicas; sin ellos no puede haber Estado, y sin este no hay prevención y persecución posible del delito. Extremos, es decir, personas que tienen un gasto per cápita superior al costo de la canasta de alimentos, pero inferior al valor de la canasta básica de consumo.
La comparación de las cifras de la pobreza entre el 2006 y 2007, permite constatar una disminución de la tasa de pobreza en 5,2 puntos porcentuales, al haber pasado de una incidencia de 44,5% al 39,3%.
Durante estos años, la extrema pobreza se redujo en 2,4 puntos porcentuales, al pasar de 16,1% a 13,7%.
Situación actual de la delincuencia en el Perú
El Perú tiene un índice de criminalidad de 12,5 homicidios por cada 100.000 habitantes, menos que en Brasil que tiene entre 24 y 24.9 homicidios por cada 100.000, que en México que tiene entre 20 y 20.9 homicidios por cada 100.000 habitantes y que en Colombia que tiene el índice de criminalidad más alto del mundo, con 77 a 77.9 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Tasa de criminalidad por cada 100.000 habitantes
La sensación de inseguridad que experimentamos por el aumento del crimen y la delincuencia y por las dificultades de las autoridades para prevenir y reprimir el delito, amenazan la calidad de nuestra vida personal y familiar, así como a nuestras democracias.
El Termino "Seguridad Ciudadana", ha sido muy extraño en la doctrina cristiana y legislación política, hasta la última Constitución Política del año 1999.
Esta expresión de Seguridad Ciudadana es originaria de España. Donde existen normas y leyes como la ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana que tiene por objetivo la protección, prevención, garantía que se tenga que dar a los ciudadanos para que puedan intervenir libremente, y con las garantías correspondientes a fin de tener una tranquilidad, paz y seguridad tanto de los bienes, como de las personas que representa la vida en la comunidad.
En este País la policía tiene a su cargo la seguridad pública y la seguridad ciudadana es parte de ella, donde tiene la responsabilidad, el control de diversos problemas sociales.
El concepto de la seguridad ciudadana domina el debate sobre la lucha contra violencia y delincuencia en América Latina. La expresión está conectada con un enfoque preventivo y, hasta cierto grado, liberal a los problemas de violencia y delincuencia. El término pone énfasis en la protección de los ciudadanos y contrasta con el concepto de la seguridad nacional que dominaba el discurso público en décadas pasadas y que enfocaba más en la protección y la defensa del Estado.
Existen múltiples conceptos y nociones del término "seguridad ciudadana" y su contenido concreto puede variar considerablemente dependiendo del actor o autor quien lo utilice. Por ejemplo, no hay un consenso si la seguridad ciudadana se refiere también a riesgos o amenazas de tipo no intencional (accidentes) de tránsito, desastres naturales) o de tipo económico y social. Un punto en que sí concuerdan la gran mayoría de autores es que el término referencia a dos niveles de la realidad:
Primero, se refiere a una condición o un estado de un conjunto de seres humanos: a la ausencia de amenazas que ponen en peligro la seguridad de un conjunto de individuos. En ese sentido, el término tiene un significado normativo. Describe una situación ideal que probablemente es inexistente en cualquier lugar del mundo pero que funciona "como un objetivo a perseguir" por ejemplo, define la seguridad ciudadana como "la condición personal, objetiva y subjetiva, de encontrarse libre de violencia o amenaza de violencia o despojo intencional por parte de otros."
Segundo, se refiere a políticas públicas encaminadas a acercar la situación real a la situación ideal, es decir, se refiere a políticas que apuntan hacia la eliminación de las amenazas de seguridad o hacia la protección de la población ante esas amenazas. En ese sentido, el término se refiere a prácticas sociales empíricamente existentes.
"La causa por la cual se origina la seguridad ciudadana es por la inseguridad ciudadana, La inseguridad ciudadana se define como el temor a posibles agresiones, asaltos, secuestros, violaciones, de los cuales podemos ser víctimas". Hoy en día, es una de las principales características de todas las sociedades modernas, y es que vivimos en un mundo en el que la extensión de la violencia se ha desbordado en un clima generalizado de criminalidad. A continuación, presentamos la vertiginosa transición de la delincuencia en el país y las causas que originan esta incertidumbre en la sociedad.
Entre las causas de inseguridad que se detectan, está el desempleo que vive una gran cantidad de personas; las personas que atentan contra los bienes y la integridad física de los ciudadanos lo hacen, frecuentemente, por no tener un empleo estable que les garantice ingresos suficientes para mantener a su familia.
También, se identificó a la pobreza como otra causa que puede generar agresividad y que causa, además, altos índices de delincuencia que, generalmente, se ubican en las zonas marginales de la ciudad.
La falta de educación es otra causa. La escasa (y, muchas veces, inexistente) educación de los ciudadanos genera delincuencia, agresividad y, por supuesto, inseguridad en aquellas personas que se mantienen al margen, pero que son los que sufren las consecuencias de esta situación.
Asimismo, la cultura tan pobre de nuestra población genera altos índices delictivos y de agresividad contra las personas. Puede afirmarse que, cuanta menos educación y cultura tengan las personas, más propensas a la delincuencia y al crimen serán.
En conclusión, la inseguridad ciudadana puede ser superada si el Estado crea un sistema educativo que disminuya las cifras de deserción escolar que inciden en la criminalidad, y que, además, ofrezca oportunidades laborales a todos los sectores de la sociedad.
Una de las herramientas más importantes para controlar y prevenir la violencia y la criminalidad, es una policía eficiente, cercana a la ciudadanía, transparente y democrática, en este aspecto el gobierno ha venido trabajando; sin embargo, en los actuales momentos no se cuenta con una Policía Nacional, solamente poseemos el marco jurídico (Ley de Policía Nacional) y contamos con una policía desarticulada distribuida en policía Estado  y Municipal coordinada por el MPPRIJ, que presenta una serie de limitaciones en articular los diferentes cuerpos policiales existentes en el país, entre estas limitantes tenemos: la politización de la Seguridad; Los Narco – Policías; Escasos recursos con los que cuentan algunos entes policiales; Altos niveles de corrupción dentro de los Organismos Policiales; .
Inadecuados mecanismos de rendición de cuentas; Falta de apertura a la comunidad; Malas relaciones con los gobiernos locales; Desconfianza de la ciudadanía en los cuerpos policiales;
El Gobierno consciente de esta problemática ha realizado una serie de planes y programas dirigidos a minimizar esta situación tales como: Depuración de los cuerpos policiales; Dotación de armas y equipos.
Coordinación entre los diferentes cuerpos policiales; Formación, capacitación e instrucción de los funcionarios; Unificación de criterios; Servicio telefónico del Sistema de Emergencia Nacional 171; .
Entrega de la Policía Metropolitana (PM), por parte de la Alcaldía Mayor al Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia.
CRIMINALIDAD Y DELINCUENCIA.
El registro, sistematización, procesamiento y análisis de información sobre criminalidad y delincuencia, es parte del conjunto de elementos fundamentales para el desarrollo de una política de Seguridad Ciudadana, ya que sin informaciones de calidad, es imposible obtener un diagnóstico serio de la magnitud del problema, ni planificar o evaluar las diferentes políticas públicas. Por ello, un diagnóstico preciso de las condiciones de seguridad y de los factores criminógenos en los diferentes Estados y Municipios de Venezuela, debe tener en cuenta un amplio conjunto de informaciones y variables, además de las estadísticas delictivas.
En una ciudad como Lima y Callao, lo previsible es que cuando se pregunte en una encuesta de opinión cuál es el principal problema que afecta a la ciudad, salga en primer lugar el desempleo o la pobreza.
Sin embargo, la (in)seguridad ciudadana ha desplazado a estos históricos problemas en la preocupación de las personas según la encuesta aplicada en junio del 2010. A la pregunta "¿Cuáles cree que son los tres principales problemas que afectan a la ciudad de Lima ó Callao?" el 74% contestó
"La delincuencia/la falta de seguridad ciudadana", en tanto que el 60% contestó
"El desempleo/La falta de trabajo". En nuestra opinión, este es otro indicador del deterioro de la seguridad en Lima y Callao en los últimos años.
Al respecto, el "Informe sobre seguridad ciudadana
y derechos humanos " de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) confirma esta tendencia no sólo en el Perú sino también en América Latina: "Por primera vez en décadas, en los países de América Latina, la delincuencia ha desplazado al desempleo como la principal preocupación para la Población…".[9]
Al respecto, cabe recordar que el "Informe sobre seguridad ciudadana y derechos humanos" de la CIDH ha señalado que "27. Preocupa especialmente a la Comisión que entre las víctimas y los victimarios de la violencia y el delito se destacan los niños, niñas y jóvenes de entre
15 y 29 años de edad, con una tasa de homicidios que se eleva a 68.9/100.000. El desglose de las cifras demuestra que para la población joven de ingresos altos, la tasa es de 21.4/100.000, mientras que para la población joven de sectores de ingresos medios y bajos, se eleva a 89.7/
100.000. También en este caso la región registra la tasa de violencia más alta del mundo"
La Participación Ciudadana es cuando nosotros los ciudadanos intervenimos en la vida pública y privada del país en el ámbito público deriva de una contradicción entre poderes. Se plantea en la medida en que existe un Poder (Estado, Administración Pública) y un no poder (ciudadanos) que quiere participar, es decir "tomar parte" o ejercer algún aspecto de ese poder y, en definitiva, tener más poder (ya sea mediante la información, el control, la participación en la gestión, etc.). Participar es eso: tomar parte en algo en que hay diferentes partes, "ser partícipe de Si (administración) /administrados,...) la relación dependerá del poder que tenga cada parte. Si el poder de unos es total y el de los otros casi nulo, la participación será muy difícil. Algo que se "otorga graciosamente" por los que ostentan el poder. En definitiva, un sistema es más democrático en la medida en que los ciudadanos tienen, individual y colectivamente, verdadero poder como tales, no son meros súbditos y son, por lo tanto, más sujetos.
El objetivo que persigue la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos no es otro, por tanto, que darle contenido y ampliar la democracia (recordemos que democracia significa "gobierno del pueblo"), avanzando en lo que se conoce como "democracia participativa". En contraposición, cuando en un país sólo se practican algunas de las libertades básicas (voto cada cuatro años, podemos hablar de "democracia formal". En las sociedades complejas la participación persigue que los habitantes de un lugar sean más sujetos sociales, con más capacidad para transformar el medio en que viven y de control sobre sus órganos políticos, económicos y administrativos. Requisitos para poner en marcha un proceso de participación.
Desde un órgano de gobierno, a cualquier nivel (ya sea una Comunidad Autónoma, un Ayuntamiento, o, incluso, la Junta Directiva de una Asociación) tenemos que tener en cuenta que, si queremos poner en marcha un proceso participativo, para que la participación sea sostenible, se dé a lo largo del tiempo, se deben de cumplir tres requisitos: poder, saber y querer (Equipo Claves, 1994). Condiciones para la participación:
- Poder. Crear cauces que la permitan, normas, mecanismos, estructuras, organización. Es el primer paso imprescindible para poner en marcha cualquier proceso de fomento de la participación.
- Saber. Capacidad, conocer cómo, habilidades, destrezas,... lo cual exige aprendizaje, saber unas técnicas.
- Querer. Incentivar la participación, mostrar que participar es algo satisfactorio, creativo. Explicar las razones, los motivos para participar, qué es algo útil para la sociedad y para nosotros mismos. Crear motivación, interés, deseo... es tal vez lo más difícil o lo que más fácil se nos olvida de explicar a los que estamos acostumbrados a participar en los asuntos públicos.
Por lo tanto y para que los ciudadanos quieran la participación, debe de ser eficaz, que la ciudadanía la vea como algo que les es útil, que sirve en lo concreto y que se tienen en cuenta sus opiniones y los compromisos acordados, que hay resultados públicos verificables y evaluables.
El principio de una "persona igual a un voto" es básico para todo sistema que quiera ser democrático, para cualquier sociedad y, en la actualidad, para cualquier lógica. Eso no quita que dicho principio haya sido utilizado para eliminar la acción colectiva o, incluso, para evitar la discusión: si ante un problema colectivo lo que se hace desde el ámbito del Poder (institución pública o estructura administrativa) es forzar la votación, sin un debate previo. Siempre que se vota se está eligiendo entre varias posibilidades, siempre reducidas, escasas y excluyentes.
"Eso no evita que, ante un problema existente en la sociedad, que se puede solucionar mediante una acción o una actividad, después del debate habrá que optar y elegir cual es la actividad a realizar más adecuada, y para ello el sistema más democrático es, en última instancia, votar". Por lo que no existiría otra lógica más democrática diferente a ésta, a menos que se obligue al voto sin más. Si se "obliga" ya deja de ser democrática, si se impide el debate y la acción colectiva, no existe posibilidad de voto democrático.
Democracia implica considerar a cada persona como un universo distinto y, a la vez, con los mismos derechos y obligaciones que los demás (supone también, una persona = un voto).
Históricamente podemos decir que las sociedades tienen su origen en una organización local simple, con existencia sólo de sistemas autoritarios y/o de democracia comunal, directa y participativa, sin necesidad de la democracia representativa (que aparece con posterioridad). Pero esto ya es historia.
También hoy en día puede existir la democracia "sin representantes" en el interior de grupos y colectivos e, incluso, en núcleos de población (comunidades y municipios pequeños) que se rigen por el sistema del Concejo Abierto, reconocido por nuestra legislación, pero no son un universo aislado del resto de la sociedad. Las sociedades complejas necesitan mecanismos de representación para funcionar democráticamente, más allá de la democracia directa que se puede dar para determinados ámbitos y procesos concretos.
Es habitual, desde los ámbitos del poder institucional, confundir participación con información. Sin embargo, la información es sólo el primer nivel, o requisito previo, por el que se abren vías para la participación. Así podemos distinguir los siguientes niveles:
1. Información/Formación. Tener información suficiente sobre cualquier actuación pública es imprescindible para que pueda existir la participación de los afectados por dichas actuaciones. Información implica también Formación: la información que no es entendida no sirve, por lo tanto a veces es necesaria una labor previa de formación. Por ejemplo, para iniciar un proceso de participación ciudadana en urbanismo es necesario informar no sólo de lo que el ayuntamiento quiere realizar sino, previamente, de las diferentes posibilidades existentes con arreglo a las normativas legales, las repercusiones económicas y sociales de los procesos urbanísticos, etc.
2. Consulta y Debate. Significa que los afectados den su opinión, realicen sugerencias y alternativas, y se abra una fase de diálogo entre administración y ciudadanos. Esta segunda fase es la continuidad natural de la anterior. Después de la información entendida los ciudadanos darán su opinión de una forma madura. Desde el principio la ciudadanía opina. Mediante la Información y la Consulta podremos posibilitar llegar a propuestas de consenso que, a la larga, serán más eficaces y útiles que las realizadas sin participación.
3. Participar en la gestión: la gestión compartida o trabajo en común (Cogestión). Toma de decisiones conjunta y ejecución compartida por los miembros de una colectividad. Es el nivel de la participación que tiende hacia formas de cogestión y autogestión ciudadanas"(.hablaba de ocho niveles de participación, incluyendo los tres citados. La participación ciudadana son mecanismos que pretenden impulsar el desarrollo local y la democracia participativa a través de la integración de la comunidad al quehacer político. "Está basada en varios mecanismos para que la población tenga acceso a las decisiones del gobierno de manera independiente sin necesidad de formar parte de la administración pública o de un partido político".
Planificando la participación ciudadana
"Para que la participación pública tenga éxito y sea eficiente, debe estar bien planificada tal y como se recoge en el "Manual Europeo sobre Toma de Decisiones y participación pública", en cuya elaboración el Consorcio Regional de Transportes de Madrid tuvo un papel relevante)."
Esquema de planificación de participación pública
Análisis previo La preparación de un proceso de participación exige un análisis detallado de cómo integrarlo en el proceso de toma de decisiones, qué agentes pueden estar interesados y cómo pueden incorporarse en su participación y comentarios en el proceso, para lo cual la preparación de una estrategia proporciona una estructura que a la larga producirá un mejor análisis.
Integración con la toma de decisiones Una de las características más importantes de una participación eficaz es que forme parte de un proceso integral de toma de decisiones, esto es, que haya una relación clara entre las actividades de participación y toma de decisiones. Por ello, planificar la estrategia de participación resulta de gran utilidad.
Revisión de la gestión Una estrategia de participación proporciona al equipo gestor la información necesaria para fijar los recursos necesarios para poder interpretar mejor los aspectos más críticos e identificar cualquier posible problema desde el principio del proyecto.
Revisión por los agentes involucrados Una forma de aumentar la credibilidad de un proceso de toma de decisiones potencialmente controvertido consiste en dar a los agentes la posibilidad de revisar la estrategia de participación.
Documentación y seguimiento Por si hubiera dudas sobre la idoneidad de una determinada estrategia de participación, es importante que exista un documento de estrategia que fije los motivos de las actividades desarrolladas en este sentido y defina el método de evaluación y seguimiento del proceso de participación.
El nuevo rol del estado local.
"La pobreza y la falta de oportunidades de trabajo se han convertido en factor de permanente presan sobre el medio ambiente. La ampliación innecesaria de la frontera agrícola, debido a la inadecuada distribución de la propiedad territorial, ha aumentado alarmantemente el proceso de deforestación y desertificación; el manejo inadecuado de recursos naturales  como la tierra y las fuentes de agua, han ido erosionando los suelos y agotándolas fuentes hídricas, provocando el aumento en los costos de producción agropecuaria y encareciendo el suministro de agua potable."Por su parte, la industrialización contaminante, principalmente en los países más ricos (con el consiguiente aumento del parque automotor), han incrementado la emisión de gases, los cuales han ido destruyendo la capa de ozono del planeta, provocando serios desajustes en el comportamiento del clima, lo que a su vez ha provocado el aumento de desastres naturales, altamente costosos en términos económicos y sociales.
La respuesta a la relación entre pobreza y medio ambiente pasa, de acuerdo a este enfoque, por la combinatoria de las capacidades y los recursos con que cuentan los individuos y los grupos para procurarse sus medios de vida y progresar, teniendo a las instituciones como los mecanismos básicos a través de los cuales las capacidades y los recursos se actualizan en tanto derechos: "Así, las personas cuentan con sus capacidades individuales y con el acceso a los recursos, naturales y creados, como medios para vivir y progresar, a través de diferentes instituciones que les dan derechos a hacer valer sus capacidades o a utilizar los recursos"
Al respecto señalan Jordi Borja y Manuel Castells: "La dificultad para los gobiernos locales es sin embargo, por un lado, su dependencia administrativa y su escasa capacidad de recursos económicos; por otro lado, el riesgo de derivar hacia el localismo político y el tribalismo cultural si la defensa de la identidad se convierte en fundamentalismo. La reconstrucción de un estado flexible y dinámico, articulado entre sus diferentes niveles, parece la única posibilidad histórica de superar las tendencias disolventes de la sociedad de la información inscritas en la dicotomía entre los flujos de poder y el particularismo de la experiencia, al introducir una nueva perspectiva en la gestión de las ciudades".
La promoción económica local, surge como una respuesta a la transformación productiva y tecnológica de comienzos de los años 80 y particularmente como salida frente a la intensidad del ajuste que incrementa notablemente el desempleo. Ante la imposibilidad de influir en las políticas nacionales, condicionadas por los flujos mundiales de poder, los estados locales, luego de aproximadamente una década de inacción y actitudes solo reactivas, comienzan, en la década de los 90, a implementar estrategias de cambio dirigidas por un lado a implementar nuevos modelos de de desarrollo económico local y por otro lado a asociarse y conectarse para aumentar así su información y su potencial protagonismo en la economía de flujos y redes.
El esquema planteado requiere de los directivos locales la asunción de nuevos roles.
Ser estrategas, lo que implica realizar un análisis de la situación local y tener una visión sobre el futuro que permita el diseño de políticas acordes a los objetivos estratégicos planteados. Esta actividad es la que tiende a abrirse, en un abanico innumerable de posibilidades, a través de la descentralización y la y la participación ciudadana.
También se requiere el liderazgo y el consenso necesario para impulsar la estrategia de cambio.
Por último, se requiere que los gobernantes sean embajadores de la localidad que representan, ello incluye las acciones de buena relación con otros municipios, con el gobierno regional, con el estado nacional y con organismos internacionales y también la capacidad para impulsar acciones de marketing local.
La participación ciudadana en la gestión municipal.
Font y Gomá señalan que desde los años setenta hasta hoy se refleja en la práctica algún tipo de crisis de confianza ciudadana en el funcionamiento tradicional de las instituciones de la democracia representativa. Por una parte se expresan tendencias hacia la apatía política y el individualismo privatista conectadas con algunas tendencias sociales de fondo: debilitamiento de identidades, desprecio por lo público, decepciones por actos de corrupción, desconcierto ante la caída de referentes políticos, despreocupación una vez conseguidas unas condiciones de vida dignas, etc. Por otra parte empiezan a expresarse nuevas demandas participativas enraizadas en una ciudadanía mucho más formada, con elevadas capacidades críticas y altamente reflexivas.
Demandas que no entran en contradicción con la democracia representativa pero tampoco encuentran fácil acomodo en ella. Así la mayoría de los autores coinciden en la formación de nuevos instrumentos de acción colectiva que se distinguen notoriamente de la estructura tradicional de los partidos políticos, donde el ejemplo más claro son las ONGs, con el condimento de ser organizaciones que tienen mayor facilidad de adaptación al intangible y fluctuante mundo de los flujos de poder y la informatización. También, señalan Font y Gomá, el engarce de estas articulaciones y valores de nuevo tipo con el proceso político no se realiza por la vía electoral sino por medio de la generación de espacios participativos en los procesos de definición de problemas, de conformación de agendas, de diseño de políticas, de toma de decisiones y de gestión de servicios. Espacios que, por una cuestión básica de escala y proximidad, han tenido sus primeras configuraciones en la esfera política local.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     
Una primera conclusión que salta a la vista es el desigual desarrollo de criterios en torno a lo que es la seguridad ciudadana. En las entrevistas realizadas tanto al personal de la Corporación Metropolitana de Seguridad y Convivencia Ciudadana como de FLACSO se evidencia una preocupación por superar el concepto de seguridad pública y avanzar hacia el de seguridad ciudadana, donde la Policía, juntamente con la ciudadanía, los órganos encargados de la justicia, el sistema carcelario, los medios, instituciones municipales y otras, confluyan en una visión integral del problema y participen activamente en las soluciones. En cambio, en las personas entrevistadas de la Policía predomina un concepto de seguridad pública: la seguridad está a cargo de la Policía; la participación ciudadana no tiene otro propósito que el de coadyuvar para que la Policía cumpla con su misión; la articulación con otros sectores, como el Municipio, es una oportunidad desde el punto de vista de la generación de recursos para la mejor dotación de equipos.
La Corporación de Seguridad y Convivencia Ciudadana incorpora el concepto de seguridad ciudadana en sus planes. Sin embargo, no aparece como una estrategia clara la formación del personal de Policía en esta manera de ver la seguridad. No se entiende de otra manera el que el Comandante General y otros altos oficiales que están en relación directa con la Corporación sigan manteniendo discursos que tienen que ver más con la seguridad pública.
La Corporación tiene clara la misión de dotar a la Policía de instrumentos tecnológicos que permitan luego evaluar si es un cuerpo eficiente y confiable. Hay una percepción en la Corporación de que la población ha juzgado negativamente a una Policía desprovista de posibilidades para realizar una labor eficiente, y que hay que darle la oportunidad.
Hay cosas que se pueden hacer y que son razonablemente eficaces. En primer lugar, hay que tener un buen diagnóstico y entender el problema. Dejar atrás lo más emocional, lo más primitivo, lo más intuitivo; el linchamiento, por decirlo de alguna manera.
Un segundo tema es que el Estado debe tener una política pública, y este tiene que ser fruto de una discusión nacional; tiene que haber coherencia entre el Congreso y el Ejecutivo; tiene que haber estrategias de largo y mediano plazo; tiene que haber asignación de recursos acorde con prioridad que se le quiera dar. Tiene que haber una política pública, y como ciudadanos es necesario que tengamos capacidad de fiscalización de estas políticas públicas. Y no estamos en cero: desde el Ministerio del Interior avanzamos mucho al respecto, y esos avances podrían ser retomados.
En tercer lugar, se debe continuar y profundizar la reforma de la Policía Nacional, hoy abandonada a su suerte.
La Policía no es la única institución importante para enfrentar el problema, pero es sin duda clave. Si no es eficiente, cercana a la población, profesional y honesta, todo lo demás se cae.
En cuarto lugar, hay que redefinir las prioridades internas en la Policía. Por muchas razones, la Policía ha tenido como última prioridad la seguridad ciudadana.
Con una aguda escasez de efectivos y dado lo imperioso de las amenazas o el impacto político inmediato de los acontecimientos, sus prioridades han estado vinculadas a otros temas; antes al terrorismo y hoy al mantenimiento del orden público.